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Violeta Niebla
Lunes, 12 de mayo 2025, 02:00
Doy talleres de escritura y le pongo a mi alumnado ejercicios que yo sería incapaz de hacer por: difíciles, por extravagantes o porque hay que ... resolverlos a contrarreloj. Me gustaría escribir esta columna bajo mi propio látigo, a ver qué se siente. Sin dudarlo, yo sería una de esas alumnas que vienen a probar y no aparecen nunca más. Las que se rinden. Las que tiran la toalla y además no dan ninguna explicación.
Como últimamente me ronda mucho la idea de tirar la toalla, así en general, voy a ponerme este reto: escribir sin épica sobre el acto de abandonar algo. Una idea, un trabajo, una relación, una planta. Me pongo una consigna: redactar un texto con instrucciones detalladas para dejar algo a medias, pero sin usar palabras como rendirse, abandono o fracaso. El tono debe ser neutro, casi administrativo. Como una receta, o como una hoja informativa del Ayuntamiento. Tengo diez minutos. Además, tiene que aparecer una frase oída al vuelo en una conversación ajena.
Para cumplir esto último, como estoy aislada, le doy al play al último audio que acabo de recibir de mi amiga y copio: «Es que es todo como muy robotizado, check, a seguir con mis cosas a lo que me interesa». Como tengo que ponerla fuera de contexto y yo sé el contexto, me cuesta la vida arrancar por aquí. Voy a dejarla para más tarde. 12.49h. Pongo el temporizador. Y me lanzo.
Podría elegir esta misma columna como objeto del experimento, pero entonces no cobraría y me importa cobrar. Podría hablar de mi vida en la ciudad, de un mensaje que he dejado en visto. Pero elijo lo que menos me expone: una planta.
Dejar de buscarle un lugar mejor. No rotarla para que le dé más luz. Que se quede donde está.
Dejar de consultar. Ni foros, ni amigas aficionadas, ni vídeos de «resucita tu monstera en tres pasos». Cerrar la pestaña. Archivar la duda.
Dejar de intervenir. Cuando las hojas se pongan mustias, no cortar, no limpiar, no remover la tierra. Observar el proceso. Permitir que algo se deteriore sin urgencia de resolución.
Y si alguien pregunta, responder sin pestañear: «Es que es todo como muy robotizado, check, a seguir con mis cosas a lo que me interesa». Aunque no venga a cuento. Aunque sea mentira. Sobre todo si es mentira.
13.00h. Suena el temporizador. No sé si esto sirve. He cumplido casi todas las condiciones, menos lo de no implicarme. Lo he escrito sin épica pero no sin afecto. Lo administrativo me dura dos frases. Luego vuelvo a mí. A mis intentos de no fallarme. A estas columnas que me obligan a quedarme cuando lo que quiero es salir corriendo.
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