El infierno y otras plagas
La policía detuvo el sábado en Valencia a nueve evangelistas alemanes. Entraron en el metro con un megáfono gritando «arderéis en el infierno» y «sois ... todos pecadores y vais a morir». Quizá no era el momento de decirles perdonen un momento, el infierno no existe, lo dijo el Papa hace unos meses. Otro pasajero podría haber intervenido explicando que en realidad no lo dijo sino que un veterano periodista italiano dijo que lo dijo, y el Vaticano tuvo que corregirlo. El periodista se llama Scalfari y tiene 93 años y a lo mejor anda ahora preocupado con el tema. Es ateo pero ahí están los gallegos y las meigas, que existir no existen pero haberlas haylas. Por si acaso. Los predicadores provocaron una estampida y algunos testigos aseguraron haber visto cuchillos que en realidad no había. Lo peor es lo del megáfono, ya no se puede ir tranquilo ni en metro. A la comprensible alarma ayuda que se cumple un año del trágico atentado de Barcelona. Estos días se están publicando imágenes de los asesinos. Grabaron vídeos asegurando que Alá los había elegido entre millones de hombres para hacernos llorar sangre. Fabuloso cásting. Que matarían a nuestros hijos y nuestras mujeres. Se dirigían solo a los hombres en sus declaraciones, matar nos mataban a todos. Santi Potros ya nos hizo llorar sangre en Barcelona y Madrid y acaba de recuperar la libertad. ETA lo considera un inepto y un irresponsable, aunque no por matar, claro, sino porque entre sus papeles las fuerzas de seguridad encontraron información que permitió detener a doscientos etarras. Entre los arrepentidos es considerado un cobarde, pues dicen que él lo era pero no se atrevió a decirlo. Treinta y un años en la cárcel y al menos treinta asesinatos, entre ellos niños. Si éramos pocos habló la abuela. La mamá de Osama Bin Laden ha dicho que el pequeño Osama era un niño bueno; sin embargo en la universidad tuvo malas junteras. Era un muchacho bondadoso pero le lavaron el cerebro.
El infierno existe y está aquí en la tierra. Lo dijo Italo Calvino, así que es verdad. Las víctimas de los asesinos del párrafo anterior conocieron el infierno. Sus seres cercanos aún lo habitan. En Málaga hemos tenido suerte, aunque nos ha caído la plaga de medusas. Ya están de retirada pero vaya lo que fastidian. Se puede uno bañar pero esquivándolas. Más que nada son pesadas, como un tío con un megáfono. Las medusitas han obligado a suspender la travesía del puerto. El alcalde tiene 75 años y pensaba nadar, como siempre. Suele ganarle al concejal Pomares, mucho más joven. Peor es la plaga de macarras que sufre Reino Unido. Unos han tatuado en la frente de un mendigo la dirección del amigo que se iba a casar. Otro se ha caído de un sexto piso mientras defecaba desde la terraza de su hotel en Mallorca. ¿Qué habrá dicho su pobre madre al enterarse? Era un niño medio tonto, vaya cagada. No saber divertirse es una plaga mundial.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión