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El sitio de mi recreo

El hundimiento

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Sábado, 23 de diciembre 2017, 09:40

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La política devora a los cobardes. Los engulle primero y después los vomita. Tampoco concede esperanza alguna a los tibios y no duda en rechazar su discurso equidistante y buenista. El desafío soberanista catalán seguirá siendo en estos meses fuente inagotable de malas noticias para nuestra democracia. El granítico posicionamiento de gran parte de la sociedad catalana se ha encontrado con una débil y acomplejada clase política española, que ha sido doblegada casi sin esfuerzo y que le ha puesto en bandeja una nueva victoria electoral.

La gestión realizada por Rajoy en la aplicación del artículo 155 ha conseguido el triple salto mortal. En primer lugar, la jugada maestra que decían los medios de comunicación afines, de convocar unas elecciones clave para el futuro de nuestra nación sin no haber desmantelado el entramado social y económico del secesionismo, ni concediéndole el tiempo necesario a la Justicia para finalizar con los procesos que había comenzado, ha facilitado sin duda que hayan revalidado los secesionistas su mayoría en el Parlamento catalán. En segundo término, ha propiciado que Ciudadanos, con el que comparte espacio político y electorado, se haya convertido en el refugio de los constitucionalistas, consiguiendo los naranjitos una victoria histórica. Finalmente, ha llevado a su propia formación política a la marginalidad, obteniendo un raquítico resultado. El líder popular fió su estrategia a una desaparecida Soraya Sáenz de Santamaría, que será recordada en el libro negro de la política por sus meses como presidenta de la Generalidad de Cataluña.

Los socialistas bailaron la yenka de manos de Iceta. De la izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante y detrás, han pasado al desconcierto más absoluto, entre las notas desafinadas de sus promesas de indultos y reediciones de tripartidos imposibles. Ni Iceta llegará nunca a ser presidente 'Borgen', ni Pedro Sánchez reflotará al PSOE.

Podemos es una anécdota en el panorama catalán actual, y en breve será también en el español. Ada Colau ha comprobado que su propuesta encaja más en la audiencia de 'Sálvame Deluxe' que en la del electorado catalán.

En estos días de zozobra y nubarrones nos encontramos con algunas realidades esperanzadoras. Por un lado, hemos descubierto que tenemos en Felipe VI al rey que necesita la España de la segunda transición, y por otro, hemos recobrado la mayoría de los españoles el orgullo de sentirnos partícipes de un proyecto común que tiene unas señas de identidad claras y que vamos a defender pese a nuestros políticos. El independentismo insolente y el bipartidismo añejo han facilitado el hundimiento del proyecto democrático catalán, pero sabemos que una formación constitucionalista que obtiene un millón de votos en Cataluña puede gobernar España, y otro gallo cantará.

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