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Huérfanos

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Miércoles, 27 de junio 2018, 07:33

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España retirará las concertinas de Ceuta y Melilla, esos alambres de cuchillas donde se dejan la ropa y el pellejo miles de personas. Están fabricadas en Málaga, pero el negocio no corre riesgo porque sigue habiendo quienes se empeñan en levantar o reforzar fronteras. A menudo son los mismos que luego utilizan términos grandilocuentes como «mundo global» o «interconexión». Estados Unidos ha comenzado a usar jaulas para separar a los niños de sus padres cuando son detenidos mientras cruzan el límite con México. Hace falta ser cretino para revisar la nacionalidad de alguien antes de echarle una mano, que no un cable. Lo sorprendente, o no, es que el cretino en cuestión presida Estados Unidos, que es como presidir medio mundo. Pero volvamos a España. Al otro lado de esa valla de la vergüenza, en Melilla, hay un campo de golf. Depende del encuadre, la imagen puede mostrar un contraste terrible o acabar pareciendo una postal idílica con jubilados encantadores practicando el 'swing'. La amplitud de miras también se elige.Alguien muy torpe o muy poco sensible recortó una fotografía donde aparece Pablo Casado en plena campaña por la presidencia del PP para ocultar que a su lado había un hombre pidiendo limosna. Casado pasó sonriente junto al mendigo sin dirigirle la mirada y en redes sociales colgó la imagen maquillada, más propia de un anuncio de vaqueros. Luego supimos que los pobres no votan en las primarias de su partido, que exige a los afiliados estar al corriente de las cuotas.

Nuestra miopía puede ser selectiva, cruel como la suerte de nacer en medio del peligro. Habría que preguntarse a cuántas personas dejamos de ver, como si se volvieran invisibles, a lo largo del día. Tal vez darían para llenar una patera, o varias. En una de ellas trataba de llegar Orphelin a Málaga, aunque tuvo que ser rescatado por Salvamento Marítimo junto a sus compañeros de viaje forzado. Orphelin no es su nombre real, pero significa huérfano en francés y lo eligió para que Ana Pérez-Bryan contara su historia en estas páginas, de qué manera, y nos encogiera un poco el corazón, por muy capaz de lluvia que lo tengamos, como escribe Alcántara en uno de sus poemas. La poesía no salva a nadie del naufragio, pero hay versos que acompañan durante toda la vida. ¿Quién se atreve a negar la entrada a un chaval de 19 años, con la orfandad y la pena caladas hasta los huesos? Entre las muchas razones que hay para retirar concertinas y derribar fronteras encontramos una que debería convencer incluso al más insolidario: tal vez algún día seamos nosotros quienes necesitemos cruzarlas.

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