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El hombre sin ojo

CITA EN EL SUR ·

La gente no respeta la distancia de seguridad en las peleas y se muere Pau Donés

Pablo Aranda

Málaga

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Sábado, 13 de junio 2020, 09:55

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La pelea de madrugada en San Pedro de Alcántara entre dos grupos de veinte personas requirió mucho espacio, si es que respetaron la distancia de seguridad de la nueva fase. ¿Qué hace la gente levantada a esas horas? Y para pegarse. ¿Por qué se pega la gente? ¿Trataban de evitar el secuestro de Helena de Troya? ¿No llegaban a final de mes por el retraso en los pagos de los ERTE y vieron a veinte funcionarios correr con su dinero? ¿Dos machotes se cruzaron la mirada y ninguno de ellos bajó la suya al suelo por el que correrían la sangre y los globos oculares? Ha muerto Pau Donés y uno de los hombres clavó una botella rota en el ojo de otro. Un hombre que es aficionado al mismo equipo que yo, quizá, que vota al partido que he votado yo, puede ser, que se siente inmenso al entrar en el agua del mar como me siento yo, aunque yo primero, porque si se acuesta tan tarde se levantará tarde, cuánta noche en la media mañana del casi homicida que ahora cuenta con horarios carcelarios y culete vulnerable, como un caballito de madera ante las murallas de la ciudad inconquistable. Un hombre sin un ojo y cuando su mamá le pregunte cuál fue el motivo que te llevó a perder el ojo, mi amor, no pueda decir es que si no es por mi intervención la matan, mamá, sino ¿es que no va un tío y me tira medio cubata al chocar conmigo? Se pelean los idiotas y la gente empieza por fin a morirse poco a poco: podemos detenernos obituariamente. Anteayer fue la Sardá y antes Pau Donés. Pau Donés es don Pau. Un estoico (no, no me refiero al futbolista), un valiente que supo separar lo irremediable de lo que dependía de él. Como Séneca, que nació en la Córduba del terrorista islámico aquél que trató de asustarnos, o como Epicteto, un poco más allá, que hizo sabiduría de lo sencillo. No sé qué me va a deparar la vida, pero sí puedo controlar cómo cuidar eso que me depare la vida.

Pau Donés desdramatizó el drama, volvió al pueblo pequeño y aceptó encantado la posibilidad de llevar a su hija al colegio de la mano. Todas las hijas del mundo deberían contar con un padre bueno que las acompañase al colegio de la mano. En una entrevista para la contra de 'El Mundo' hace año y medio, le preguntaban por su música y llegaban al tumor y la metástasis, reconoció que el cáncer no le enseñó nada bueno, sólo lo puso en otra situación y es ahí donde entra lo que sabían Epicteto y él, ahí sí tiene cabida la voluntad. El cáncer es un enemigo con el que hay que aprender a convivir, nada más (y nada menos). El cáncer me matará, dijo, pero espero que dentro de mucho porque ahora no me viene bien morirme, que me voy a surfear.

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