Hola, qué tal. Aquí, a votar
Habrá familias que mediten en la playa si merece la pena salir antes de allí para llegar a votar, con lo a gusto que estamos
Hoy estarán los que han madrugado más que otro domingo cualquiera porque son de los funcionarios voluntarios para trabajar ahí, en las mesas, listos para ... ir dando los avances de participación y, más tarde, los datos provisionales de las votaciones. Habrán hecho un cursillo de cómo manejar las tabletas, las electrónicas y allí se habrán saludado los habituales, porque hay recurrentes. Y estarán los de las tabletas abdominales que habrán sacrificado una quedada para hacer deporte con sus amigos, porque les ha tocado mesa, no ha habido manera de encontrar la excusa para librarse aunque, dirán otros, está el colgado de Nico, que mira que friki es que dice que le da curiosidad, pasarse allí todo el día buscando apellidos y dni y tachando. Otros mientras, después de la carrera, se estarán tomando un zumo y uno de esos molletes que ponen por allí por Los Guindos, con lomo y de todo, que ya luego contarán las calorías como otros los votos, que depositaron antes de echar a correr.
También estarán señoras que habrán dejado hecha la comida de carbohidratos, los macarrones con tomate y chorizo, porque no se fían de qué van a comer en casa y los que hayan pasado de preocuparse, que se las apañen, porque ya tengo yo bastante con echar aquí el día, que hay que ver la mala suerte, como para que me preocupe lo más mínimo el almuerzo de los demás. Estarán los que tengan el bachillerato, mayores, de pueblos minúsculos a los que siempre les toca, qué le vamos a hacer, si el pueblo se está muriendo y aquí no queda nadie, a ver si vienen todos a la vez y despachamos en un rato. Estarán los policías nacionales, tranquilos, de conversación sosegada con los compañeros, contándose su vida, dando los buenos días a quién les saluda, buenas tardes a quien se las da después de votar. Los que se presentan allí pronto, porque son suplentes, rezando para no dejar de ser banquillo de la fiesta de la democracia y celebrar que les han dejado fuera del juego sentándose luego a por unos churros, pero sin chocolate caliente, que hay que ver el terralazo o la humedad y se pasarán diez minutos hablando sobre si es peor sudar con el poniente o el golpe de fuego. El domingo, hoy, el tiempo dará mucho juego en las mesas: que si yo ya es que no puedo dormir sin el aire, a mi me sienta fatal, yo es que he descubierto el ventilador en el techo, pero lo peor, de verdad, son los mosquitos tigre, que menudo veranito.
Llegará el jovencito que vota, obediente y responsable, lo que le han sugerido sus padres porque, total, yo es que paso de política y a mí que más me da, si no me he leído ningún programa y de lo que piloto es de los fichajes que salen en el Marca. Si se votara qué hacer con el Málaga, pues mira, a lo mejor, porque qué ruina más grande la de este jeque. También estará el que crea que la juventud, divino tesoro, se forja en la rebeldía y vote justo lo contrario que en casa, porque, mira, ese vídeo de tik tok lo deja muy clarito y, qué pasa, me mola el discurso de Abascal, que es un jefe y luego estará la hermana que vote a Yolanda, porque es dulce, porque ha subido el salario mínimo y mira, no se le caen los anillos y dice que planchar le relaja.
En algún momento, hablarán los interventores entre ellos y se fijarán en el poderío de los aparatos de algunos y se preguntarán que de dónde han salido los de otros. Habrá una señora educada a la que se le acerque un familiar que se ofrezca a ir a por alguna bebida fresquita y, ella, a su vez, se lo traslade a los demás de la mesa, que mira, que vamos a estar aquí muchas horas y a mi hermana no le importa nada traeros algo. Habrá familias que mediten en la playa si merece la pena salir antes de allí para llegar a votar, con lo a gusto que estamos, mira a los niños en la orilla y papá ahí, echando un dominó en la mesa de camping con su cuñado, que siempre le gana. Es que mira que te dije que deberíamos haber votado por la mañana. Y qué más te da, si son todos iguales y tu y yo mañana vamos a estar lo mismo, viendo cómo nos salen las cuentas.
Habrá señoras que se acicalen para coger la papeleta, porque me parece una falta de respeto ir con estos pelos y en chanclas, y chavales a los que les cueste ponerse la camiseta encima de esos pechos tatuados y depilados, porque en verano ya es uniforme ir en traje de baño y ya, lo mismo para el partido de voley-playa que para sentarse en ese chiringuito de Los Álamos donde pinchan música que está bien de chilleo. Estarán los que lleguen con el colegio a punto de cerrar y algunos, pocos, muy pocos, de esa juventud menguante demográficamente que se planteen alargar la noche del sábado para ser los primeros y, luego, a dormir la farra.
Estarán los que voten con el estómago más bien, los que lo hagan con la cabeza y los que piensen que qué hartura, que a ver si nos libramos de elecciones durante bastante tiempo
Estarán los que voten antes o después de ir a misa que son pocos pero no tan pocos, ya les digo, que es la comidilla en algunas sobremesas, que qué está pasando porque me da que hay un poco más de gente en misa, pues será en la tuya, que ese cura que tenéis en Playamar es muy bueno. Estarán los que voten con el estómago más bien, los que lo hagan con la cabeza y los que piensen que qué hartura, que a ver si nos libramos de elecciones durante bastante tiempo. Pero entonces dirá el primo que es culpa de ellos, que él no se entera de nada, que se puede vivir perfectamente pasando de la política.
En cualquier caso, cerrarán el colegio y habrá gente de las mesas que se despida cordialmente, lo mismo que los interventores. Algunos sabrán cómo se llama la hija de uno, qué estudia el hijo de otro, el precio del alquiler por la zona, disparado y hayan compartido la marca del mejor ventilador para encima de la cama, en el techo, que nos ha cambiado la vida. Y ojalá lleguen a casa todos, lleguemos todos, pensando que nadie es mejor que nadie por su voto, que toda esa gente con nuestros mismos problemas y satisfacciones creen en maneras distintas de mejorar el país y en eso consiste la democracia. Y en poner en pie el escenario impecable que habremos visto hoy. Un privilegio en muchas partes del mundo.
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