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HERNAN BAS: UN 'CRUISING' EMOCIONAL

TXEMA MARTÍN

Jueves, 1 de enero 1970

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No hay tantas diferencias entre ser especial, sentirse solo y caminar perdido. En la ausencia de un camino buscando alguna cosa. Cualquiera que haya experimentado la sensación de ser distinto, cualquiera al que se haya dejado abandonado en alguna inmensidad, por pequeña que esta sea, sabe que sentirse único es igual a estar solo, que la reflexión sobre uno mismo es un estado que pertenece a la intimidad, que cuando de verdad crecemos es cuando se celebra el entreacto. Quizás por eso la pintura de Hernan Bas (Miami, 1978) suele enseñarnos casi siempre a gente sola, pero siempre a chicos jóvenes, delgados, bien vestidos, con cierto aire aristocrático, con una belleza delicada. El 'mystique' determinado de unos muchachos lánguidos que se pierden solos en la naturaleza, a veces acompañados por otros chicos y siempre por el silencio de «ese amor que no se atreve a expresarse». Hay cosas que te pasan en lugares tan profundos que es mejor callarse y no contarlo. En los cuadros de 'A brief Intermission' hay escenas sofisticadas y bucólicas que suceden en el campo y en la fábula, pero también cementerios, tiendas, desfiles de moda, juncos de esos que son salvajes, un banco en el parque o en la casa de Warhol que aparece en el cuadro central de esta exposición; el más reciente y el más grande que ha pintado este artista y en el que retrata a ese supuesto becario dedicado a catalogar las aparatosas pertenencias de Andy para subastarlas en la performance más eficaz jamás hecha sobre el consumo.

Hernan Bas lucha contra el cliché y el repaso por su obra que se hace en el CAC Málaga es reflejo de ese conflicto. Por eso, cuando uno mira su pintura, sabe que se está acercando a algo inclasificable. Es hijo de inmigrantes cubanos y pasó mucho tiempo en el campo de Florida. Ahora tiene su estudio en Detroit pero viaja como si no tuviera lugar en el mundo. Los que saben de pintura saben que su técnica y el uso de pinturas acrílicas y de aerógrafos es algo fuera de lo común. Cuando habla, Bas intenta desprenderse de sus adjetivos, como si se estuviera sacudiendo. Dice que su obra no es autobiográfica, pero es que todas lo son: quizás él mismo también fue uno de esos chicos lánguidos que se sentían solos y especiales, un gay que se va de safari aunque, como ha escrito el artista, la historia de lo 'queer' suele desarrollarse a menudo tras una puerta cerrada, que se oculta como cuando se esconde un disco de Madonna en la carátula de AC/DC. El limbo entre sentir una atracción y adquirir identidad al respecto. No hay escenas sexuales pero sus figuras mantienen esta pose delatora como un flash. Cegados de uranismo. En sus cuadros más bucólicos, es como si lo gay se fuera de safari.

Pero tampoco hay que confundirse: Hernan Bas no querría que su obra fuera descrita como una forma de arte gay; ni siquiera quiere que se le reconozca solo como pintor sino como un artista que utiliza la pintura, pero también la fotografía o el vídeo, como un instrumento para trasladar su múltiple vocabulario artístico. Sus fuentes de inspiración, de hecho, no están en los cuadros sino en las bibliotecas, en las historias del cine o en la música. Por eso aquí vemos el romanticismo, la decadencia y el existencialismo oscuro que envuelve las delicadas figuras de sus imágenes y que apuntan, como él mismo confiesa, al mundo siniestro de Edgar Allan Poe, el dandismo de Oscar Wilde, las exploraciones de Rimbaud o el esteticismo de Huysmans. 'New romantic' y naturaleza. Tropicalismo y Joy Division. Los títulos de sus cuadros funcionan como un subtexto suplementario, a la manera en la que lo hacen esos dos artistas geniales llamados Muntean & Rosenblum. Estos cuadros tienen títulos como 'El joven que se enamoró de la cascada', 'Su voz sería la más fuerte de la tierra' o 'Respirando el aire entre dos tormentas'. Los nombres forman parte de la historia de unos cuadros que son 'collages' de elementos imperfectos, donde siempre hay algo raro. Superstición y espiritualidad latinas. Misticismo y el misterio.

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