Hay veces en la vida en la que un telefilme te lo revuelve todo. A mí me ha pasado con 'Help', película disponible desde enero ... en Movistar y ambientada en una residencia en Liverpool durante el primer estadio de la pandemia, la primera ola, cuando el sistema sanitario se vio forzado a olvidar a los más vulnerables. Los enfermos fallecían en la absoluta soledad, el personal de las residencias no tenía manera de defenderse contra el virus por la falta de equipos de protección individual, igual o peor que los enfermeros y los médicos de los hospitales. En algunos se hacían trajes con bolsas de plástico. Las mascarillas eran material de contrabando. Apretaba la precariedad. Como ocurre en las guerras, hubo que dar prioridad a los jóvenes, sanos y fuertes, o por lo menos a aquellos que tuvieran más esperanzas de sobrevivir. Era una época en la que en demasiados sitios se decidió no atender a los enfermos que estaban en residencias, y muchos murieron en el abandono. No solo ancianos, también personas con discapacidad, tal y como ocurre en 'Help', que incluía en la residencia a enfermos de alzhéimer en distintas etapas.
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La primera conclusión es evidente. 'Help' no es una comedia, aunque tiene momentos en los que te ríes, igual que resulta terrorífica sin ser cine de terror. El realismo social puede dar mucho miedo y esta película nos ha caído muy cerca. Es un relato imprescindible sobre el coronavirus. Pone el foco en la precariedad de la Sanidad en el Reino Unido, pero vale para casi todo el mundo. Para nuestras residencias o para el terror de los hospitales de campaña, desde luego. Para cuando se decidió que unas vidas valían más que otras y el virus quitó la posibilidad de hacerle compañía a tanta gente. He recordado también nuestros numeritos a las ocho de la tarde y me pregunto si todo aquello fue un paripé, o si hay alguien que haya hecho caso: tampoco parece que las distintas remisiones de la pandemia hayan servido para rearmar el sistema sanitario, y los médicos y enfermeros continúan sufriendo la precariedad no solo aquí, sino en todas partes. Es verdad que aburre repetirse, tener que recordar a los políticos que hay que llegar con vida a las infraestructuras que nos han prometido, y que la Sanidad debe ser una prioridad. Claro que hay gente que podría estar de acuerdo con que se contrataran a más personal y se construyeran más hospitales, pero no todo el mundo parece dispuesto a pagar más impuestos. Vamos a empezar exigiendo que lo que hay esté mejor gestionado y que se prioricen los servicios básicos, y que sea pronto, que no haga falta ver otro telefilme para tener que recordarlo.
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