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Roberto López
Jueves, 29 de mayo 2025, 02:00
Mirar estos días a Gaza es como mirar a las entrañas de un gran pez muerto cuyas branquias se desparraman hasta el infinito como las ... cuerdas rotas de un violonchelo. Al otro lado del Mediterráneo, al fondo de este pasillo, que es un pasillo de agua, muertos e historia encontramos nuestra misma tierra, nuestra misma piedra, nuestra sangre... Al otro lado de este pasillo, en Gaza, al cierre de esta columna, han sido asesinadas más de 54.000 personas.
Al cierre de esta columna, la nada. Porque aún no hemos hecho nada y ya deberíamos saber que la porcelana rota dura más que la intacta, que la venganza nunca es una estrategia y que condenar los crímenes de guerra del Gobierno de Israel no es incompatible con denunciar la barbarie de Hamás. En un contexto de desequilibrio es fácil desequilibrar, en un entorno deshumanizado es sencillo olvidarse de lo humano y cuando el diablo no tiene que hacer... mata.
Defender los derechos humanos no va de izquierdas o derechas, ni de bandos, ni de antisemitismo o islamofobia, va de lo nuestro, va de lo humano. Y así, deberíamos empatizar con los palestinos que conviven bajo las bombas y el hambre como lo hicimos con los jóvenes israelíes de la rave del 7 de octubre y tener cuidado con las narrativas excesivas e interesadas, los trazos gruesos, las zonas grises, el frentismo de las palabras, la inacción, la frivolidad...
Eurovisión nos puso frente al espejo. Mostró nuestra flaqueza moral, nuestra frivolidad espuria, la pasividad más sospechosa. Mientras cantábamos y bailábamos en Europa, -Expresso Machiatto, por favore- seguían muriendo niños de hambre y metralla ardiente justo al otro del Mediterráneo. Otra vez, el gueto de Varsovia. Vaya ejemplo de mediocridad, vaya lección de vida para nuestros hijos, vaya nada más absurda y cínica.
Gaza se desangra al otro lado del pasillo de casa. Mueren niños raquíticos de hambre como en 1942. El ex primer ministro hebreo, Ehud Olmert, estallaba ayer mismo: «Israel está cometiendo crímenes de guerra en Gaza». Si seguimos sin hacer, solo nos quedará el juicio de la historia, ser juzgados por nuestros hijos y nietos. Incapaces de recordar que la barbarie no se combate con barbarie ni inacción, que se combate con civilización y firmeza. Incapaces de todo, supervivientes de la nada.
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