Borrar

Free Soul Feria

Parece que estamos dejando atrás las escenas infernales que han dotado a la Feria de una fama que ya no se merece

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Jueves, 16 de agosto 2018, 07:30

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Sobrevivir a la Feria de Málaga resulta cada año más sencillo, como si la sociedad entera fuera haciéndose mayor. Estamos dejando atrás las escenas infernales que han dotado a nuestra fiesta de una fama que ya no se merece. He estado en la Feria del centro y he vuelto para contarlo. Lo que me he encontrado dista mucho del recuerdo que tengo de los años más salvajes, que siempre son los del pasado, y siempre de los demás.

Ayer fue un día de esos en los que se podía cocinar un huevo en los capós de los coches, uno de esos en los que ves a los caballos sudando en el asfalto y te da mucha pena verlos. Cojo un autobús al centro, no va lleno. Al salir, una bofetada de aire caliente nos invita a ir a una caseta con aire, vamos a una de la plaza de la Marina y vemos de fondo a los caballos. Es verdad que da pena verlos. En la caseta de 101 TV se está fresquito, mejor que en una parrilla, y si dentro te aburres puedes asomarte al plató que han montado en la puerta para emitir en directo el típico programa diario de la fiesta. Veo a Eduardo Bandera lidiando heroicamente con el calor, con la camisa a punto del empape. Pienso en todos los periodistas de teles locales que trabajan retransmitiendo la feria en una forma extraña de telerrealidad. Me acuerdo de Olga Muñoz: una de las últimas veces que la vi me preguntó micro en mano cuál era mi opinión respecto a la prohibición de atender a descamisados. Yo le respondí en directo y muy serio que todo dependía de los abdominales.

Una de los grandes enigmas de la Feria del centro consiste en dónde ir, dónde comer, dónde hacerlo. Nosotros tiramos de clásicos y vamos al Refectorium que tiene la misma carta, pero suena reggaetón. También tomamos un escandaloso bocadillo cubano en El Pulgui, que está para repetir. Quedamos con otro amigo y nos dice que se ha montado un pollo en el Cercanías porque le han acusado de querer fotografiarle las bragas a una. Lo dudamos mucho, porque lo más cerca que mi amigo ha estado de una vagina fue el día de su nacimiento: según John Waters, los gays de primera son los que nacieron por cesárea, porque jamás tocaron una.

Siguiendo por lo clásico y sin perjuicio de lo anterior, paramos en Juan Breva a escuchar el cante de Pepe de Campillos, que ya tiene una edad. Luego hacemos lo que más nos gusta: la Free Soul Band lo vuelve a dar todo en la plaza de las Flores. Me reconozco fan de la Free, de la versión enriquecida de Mick Jagger en Javito o la prodigiosa voz negra de Suzette. Si no fuera por ellos la Feria sería algo definitivamente peor, por eso no pueden perderse una. No sería posible. Hace bien el Ayuntamiento en potenciar la música en directo, pero podría darle una vuelta a la programación oficial de la noche, que es un auténtico cuadro. Cuando empieza a caer la tarde compramos otra botella de ese vino inventado por el mismo demonio llamado Cartojal. Mis amigos deciden quedarse, está siendo una Feria para enmarcar. Seguiremos informando.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios