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El fichaje de Valls

JOAQUÍN L. RAMÍREZ

Domingo, 22 de abril 2018, 10:06

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Está claro que ningún guionista tiene tanta capacidad como para imaginar un libreto tan denso, generoso y ocurrente como el auténtico chaparrón de sucedidos con que la actualidad en España nos regala cada día. Lo penúltimo -pues lo último saldrá hoy o mañana- es el intento de fichaje de Manuel Valls por C's para la candidatura a la Alcaldía de Barcelona.

Valls es -o era- un político francés de origen español que lleva ya en su currículum el entorchado de ex primer ministro del país vecino. Fue candidato en las primarias de su partido, pero perdió. Tras el sorpresivo salto de Macron, desde las filas igualmente socialistas hasta la creación de la plataforma En Marche que le dio la victoria en las presidenciales francesas, Valls intentó acompañarlo sin éxito.

En los últimos tiempos el político francés ha respaldado a España en su acción por impedir la ilegal secesión catalana planteada por el propio Gobierno de la Generalitat e incluso ha participado en alguna manifestación en las calles de Barcelona y ha prodigado su verbo en contra de los golpistas. Su bagaje político, su biografía, su claridad europeísta y su cercanía a España en una de sus más grandes encrucijadas, unido a la gran expectación que despiertan su positiva aportación y su alta dosis de extranjería, han movido a Rivera a hacerle la oferta.

Resulta que va a quedar atrás aquello de 'primarias por ley' y parece que se impone en la política española una ola de fichajes 'galácticos' que se ha iniciado con el fallido intento de hacer a Manuela Carmena candidata del PSOE de Madrid. Algo que, por cierto, Pedro Sánchez rechazó, con tono y rostro contradictorio, una vez que Carmena se ha negado a acompañarlo. Dado que los españoles somos contagiosos, cabe pensar que esto no ha hecho más que empezar y que habrá más intentos para ganar votos y 'audiencias', ello a pesar de que suponga para más de uno tener que desdecirse de esto y aquello con tal de obtener triunfos y victorias.

Nada o poco se sabe de qué dirá Valls finalmente, menos aún de cómo ha caído la noticia en Ciudadanos de Barcelona o si la actual líder en este Ayuntamiento y por este partido, Carina Mejías -ex diputada del Partido Popular-, está contenta o no con lo que viene o puede venir. Lo mismo las piezas se reordenan y algunos ex del PP vuelven al que fuera su partido ante este estado de cosas. Desde luego, si Valls acepta, la batalla de Barcelona será más sonada de lo ya previsto y el fenómeno se extenderá. Al fin, no tener estructura territorial y contar con mejores resultados que base organizativa es carta de identidad de C's. Quizá hacer propuestas llamativas o fichajes extraordinarios le sea tan necesario que de otro modo no sea posible sobrevivir.

La sabiduría tradicional popular dice que «nadie es profeta en su tierra» y Valls, aunque nacido en Barcelona, trae marchamo de extranjero, ello es una gran ventaja al ser como en España somos. La maniobra es puro marketing y, aún su espectacularidad, no garantiza la victoria. Independentistas de derechas y de izquierdas, la candidatura de Colau, PP y PSOE, más la plataforma Valls-C's, será una ardua competición de resultado opinable y desconocido. La prédica constante de los dirigentes del partido naranja cede ante la conveniencia mostrando que, si se dan determinadas circunstancias, sus teorías son sólo teorías para aplicar a otros. Imagínense lo que Rivera o Girauta dirían si Manuel Valls hubiese fichado por PP o PSOE: candidato artificioso, extranjero, designado sin primarias, maniobra propagandística, tomadura de pelo, etc. Y es que no todos somos igual de respetuosos.

El futuro promete ser interesante, las voces que opinan que Puigdemont será entregado a las autoridades españolas por los delitos de los que se le acusa acrecientan su número. Es posible que finalmente los secesionistas no consigan formar gobierno legal y, amén de la continuidad de la vigencia de la aplicación del artículo 155, haya que convocar nuevas elecciones. Valls estará allí, ya se verá cómo, pero estará. Y las municipales son el año que viene. España es el segundo país del mundo más visitado y, por lo que se ve, no sólo por turistas.

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