Me ha llegado una carta, en papel, perfectamente mecanografiada. Me llegan cientos de correos electrónicos, la inmensa mayoría indeseados. Pero no misivas de las de ... toda la vida, con su sobre y su sello y su matasellos de Correos. La autora es un poco anónima, porque no la firma, pero no del todo: dice que es una vecina «de la tercera edad» residente en los bloques de Cantó, en La Malagueta. También aclara que la mía va con copia al alcalde; o más bien, la del alcalde viene con copia para mí, sea como sea es un honor ser una de las dos únicas personas en Málaga que la tiene.
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No firma ni aporta remite pero me encantaría que lo hubiera hecho, para poder agradecerle el esfuerzo, primero, y que me haya puesto en bandeja esta columna, después. También le daría la enhorabuena: pocas veces me encuentro con tanto sentido común encerrado en tan pocas líneas. Aunque de grafología forense no ando muy ducho –mi dirección del periódico es lo único que viene escrito a mano– por el contenido puedo asegurar que la autora está sumamente bien informada y se nota que lee el periódico a diario. También tiene buena hemeroteca. Su escrito está centrado en rechazar, muy educadamente y con argumentos, la propuesta de separar el paseo marítimo en dos, para dedicar el segmento menor a un carril bici. Y aporta como solución que los ciclistas puedan ir por una pista sobre la arena compactada, en la zona más próxima al muro. No me parece mala propuesta, salvo porque los chiringuitos y sus terrazas no dejarían que dicha vía tuviera continuidad lineal. En cualquier caso, es digna de que se tenga en cuenta.
De todo lo que expresa, me quedo con la reflexión final que la remitente hace, y sobre la que vengo meditando hace tiempo. Cito textualmente, aunque omito detalles por razones de espacio: «De verdad, querido alcalde, ¿Vamos a convencer a la Oficina Internacional de Exposiciones (...) de que Málaga tiene la capacidad de gestión y proyectos ambiciosos para un futuro sostenible (...)?»
Yo que soy más bruto lo diré en castizo: que Málaga aspire a organizar un foro sobre sostenibilidad urbana suena a cachondeo, a Expo universal malaguita 2.0. A ver cómo le explicamos al comité de evaluación que los asistentes tendrán que moverse en coche o jugarse la vida en un carril 30 porque no hay carriles bici; que es una de las urbes con menos zonas verdes porque cada parcela libre se urbaniza y que, ante la oportunidad de renaturalizar el cauce del Guadalmedina, el plan es embovedar todo lo que sea posible. Pues va a ser que en esto del medio ambiente no estamos precisamente como para sacar pecho...
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