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Una experiencia vital

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Martes, 18 de diciembre 2018, 00:43

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EL primer juicio del 'caso de los ERE', el de mayor expectación por haber estado sentados en el banquillo la cúpula de los gobiernos de la Junta durante una década, ha quedado visto para sentencia sin apenas ruido. Pudiera parecer que la muerte de la profesora Laura Luelmo, posiblemente otro caso triste de violencia contra la mujer, le haya quitado foco; pero más bien creo que la sombra mediática le viene por la poca utilidad política del caso a estas alturas, cuando se negocia un cambio de gobierno en la Junta.

La sentencia aún tardará medio año o más. Si ocurre en otro momento sin tensión electoral, también será titular de un día; pero si hay elecciones en el horizonte, por ejemplo las generales, otro gallo cantará. Predecir cuál será la sentencia es osado, ya que el mismo tribunal ha reconocido al dar por concluida la vista oral la «complejidad» de un juicio en el que lo se se dirime es la ilegalidad de un procedimiento administrativo para conceder ayudas millonarias.

Muchas de ellas fueron dadas sin miramientos y otras con la vista gorda, lo que hizo posible una arbitrariedad escandalosa y que empresarios de poca monta y otros absolutamente fantasmas recibieran millones sin justificación, literal y metafóricamente. Pero nada del destino fraudulento o escandaloso del dinero se ha visto en este juicio. Eso quedará para otros de una macrocausa que se prevé larga y conflictiva, sobre todo por las fuertes discrepancias entre jueces y fiscales sobre si los excargos de la Consejería de Empleo responsables de la concesión de las ayudas deben volver a ser juzgados.

En este juicio, encuadrado en la llamada corrupción que tanto ha perjudicado la imagen y credibilidad de los políticos en la última década, no se ha juzgado a ninguno de los 22 acusados por enriquecimiento ilícito. La acusación versó en la instrucción sobre beneficios electorales, pero ha sido indemostrable. La cuestión de no haberse enriquecido ni ellos ni la organización política a la que pertenecen ni familiares por los hechos que se les juzga en un juicio tildado de corrupción no es baladí. Es importante porque puede darse la posibilidad de que más de uno de los enjuiciados resulten absueltos, como ya lo ha sido uno de ellos tras siete años de pena de banquillo. Lo de menos para la mayoría será la inhabilitación o no. La opinión pública ya los ha condenado, como lamentablemente quedó reflejado en el escrache sórdido con chorizos en mano de simpatizantes de Vox durante la campaña electoral.

En el punto final queda para resumir la respuesta honorable de quienes se creen inocentes la frase de Chaves: «Ha sido un cúmulo de conocimiento e información, una experiencia vital».

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