Esteril,entre los ríos Guadaiza y Guadalmina
PROSIGUIENDO con el análisis de las alquerías despobladas de la Tierra de Marbella, voy a centrarme en Esteril, nombre conocido en la actualidad por la ... torre ubicada en el campo de golf Los Arqueros, pero que en el siglo XV correspondía a un pueblo activo, cuyos habitantes se vieron forzados a abandonarlo ante las exigencias de los conquistadores.
No puedo precisar con exactitud la fecha de su despoblación, pero si nos atenemos a las declaraciones realizadas en 1490 por Hamete Abahaje, que la conoció habitada y vio cómo sus tierras pasaron a Marbella aunque sus dueños continuaron explotándolas, podemos deducir que debió producirse en fechas próximas a la conquista.
En época musulmana Esteril era, junto con Benamarín, de la que trataré otro día, la línea divisoria entre Marbella y Estepona, unos linderos que, según explicaba Mahomad Abenyça, «dende la mar a Guadalhaça, va partiendo con Esteril y Benamarín» hasta llegar a Cabrazale, desde donde se iniciaba el término de Estepona, «e de allí va hasta la mar». Un espacio constreñido por el río Guadaiza al este, Benamarín, Almachar y Daidín por el oeste; que arrancaba en la margen derecha del río Guadaiza y se prolongaba hasta el mar, finalizando por el oeste en el Guadalmina, cuya orilla marcaba el inicio de Cortes. Eran tierras fértiles, formadas por llanuras de aluviones que demarcaban una mayor distancia entre la montaña y el mar.
Dentro de su término la Casa nazarí era dueña de algunas posesiones, dado que la ley atribuía al patrimonio real las heredades de quienes morían sin descendencia, tónica seguida por los Reyes Católicos al establecer Fernando en las capitulaciones con las aljamas que «todas las cosas que en las dichas villas e lugares fueron de los reyes, que aquello sea para mí. E si alguno o algunos encobrieren cosa alguna de los dichos bienes e cosas que me pertenezcan que, por el mismo caso, pierdan sus bienes e sean para mí».
Del pueblo tan sólo conocemos las cuatro hazas que poseía su mezquita, algunas situadas debajo de su núcleo urbano, como las de Hamet Algomerí, en el pago de «Fadín Alabax, que alindan con tierra de la mezquita de Esteril»; y también las tres de la aljama, que formarían parte de los bienes comunales. Asimismo, se menciona la torre de alquería integrada en la llamada tercera línea defensiva, construida para acoger a la población en momentos de apuro y que Pascual Madoz cita como una de las torres fuertes de Benahavís.
Como todo pueblo serrano, la ganadería fue una de sus principales fuentes de ingresos según se deduce de los diezmos de 1498, que ascendieron a 3.372 maravedíes pagados por las 400 cabras y siete vacas de sus vecinos, más las 195 ovejas de la comunidad. Una actividad complementada con los cultivos de regadío en los valles del Guadaiza, Guadalmina y arroyo de Esteril, entre los que destacaba el moral cuya hoja, aún en época castellana, constituía un producto muy cotizado en el mercado. Así se constata en el compromiso adquirido por el morisco Juan de Sagarraga, de entregar a Isabel del Estrella «la hoja de los morales que yo tengo en Esteril e Benamarín, puestos en Marbella para el día de Santa María de septiembre», por 1.020 maravedíes.
De sus vecinos sólo conseguí los nombres de nueve damnificados por las expropiaciones forzosas, entre ellos Alazaraque, con tierras en el pago de Almaszaba; Alocayar en el de Jazante; o Ali Alarat en el de Beylazan, unos topónimos que, como podemos observar, hoy resultan inidentificables.
Los repartimientos de Marbella van a auspiciar una distribución de la propiedad completamente distinta a la anterior, pues desaparecerá el tradicional minifundio cuando se entreguen las 33 heredades de Esteril a seis pobladores. Desde aquellas que partían término con Benamarín, que pasaron a Fernando de Osuna y a la viuda Mari Sánchez, hasta las de Pedro Arraez, ya cerca de Benabolás, fueron ocho las personas agraciadas con estos terrenos, incluidas otras dos que las obtuvieron en el Caserón del Chopo, a orillas del arroyo, cuyo topónimo ya había sido cambiado: «el arroyo de Esteril, que corresponde al que se titula del Chopo».
Llama la atención la rapidez con que muchos de los pobladores se desprendieron de sus predios para cederlos al conde de Cifuentes. Como Alonso de Ávila, que en septiembre de 1495 vendió por treinta reales de plata la caballería «por bajo de Esteril» que había pertenecido a Rodrigo de Herrera. El comprador fue Mahomad Zapatero, testaferro del conde a quien se le había prohibido la compra de nuevas tierras.
Apenas transcurrida una centuria de la llegada de los castellanos a Marbella, se iniciará un periodo de conflictos con Benahavís por la titularidad de estos terrenos, incluidos en su dezmería. Pero esa es otra historia.
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