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El espacio útil

Por ahora ·

Hay un espacio útil, una tromba de hombres y mujeres dispuestos a dar el cambiazo. Andalucía ha de darles la oportunidad para tener por fin oportunidades. Otras fórmulas para crecer en la senda de una región rica que ya merece serlo

JOAQUÍN L. RAMÍREZ

Jueves, 1 de enero 1970

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Dicen los expertos que la última encuesta del CIS usa una metodología tal que, de haberse hecho así antes de las últimas elecciones, le habría otorgado en el pronóstico al PSOE dos millones más de votos que los finalmente obtenidos. Otros sociólogos han tomado la ficha técnica y, procesándola junto a las respuestas de los encuestados, afirman que el resultado sería un porcentaje PSOE-PP en el que éste último superaría a los socialistas en cuatro décimas. O sea, un empate técnico en la cabeza que día a día atenúa los resultados del partido del Gobierno y acentúa la que se apunta en remontada de los populares.

Lo más probable es que el dibujado horizonte de más impuestos, la subida también fiscal del gasoil y el parón de la economía y la creación de empleo desaniman a muchos de los que tomaron a buenas la llegada de Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno. Seguro que es por ello por lo que hay un CIS que ha decidido tirar por la borda la fiabilidad y convertirse en un aparato de propaganda para incautos.

Convocadas las elecciones andaluzas, pronto oiremos hablar de voto útil. No hay entusiasmo alguno por la principal candidata, la actual presidenta Díaz, todo indica que va a ver disminuidos sus apoyos, pero también se observa cierta abnegación y alguna inercia. Si nunca es fácil cambiar de inquilino en San Telmo -sede presidencial de la Junta de Andalucía-, en este caso tampoco va a serlo, aunque los datos insisten en reflejar que ocurrirá. Pero no hay que confiarse, porque todo pasa por sumar esos 55 diputados al menos, que son la mayoría suficiente. El PP puede disputar la victoria al PSOE, sin embargo ello no aseguraría el gobierno, hará falta una musculatura en Ciudadanos que cumpla unos mínimos para resultar crucial. Y es que el papel de este partido actuando de invitador a la moción de censura ha hecho resentirse a su potencial electorado, así como su actuación de coaligado parlamentario de Susana Díaz apuntalando una acción de gobierno vacía y sin más rumbo que el de permanecer.

Tradicionalmente los dos partidos centrales han sido los auténticos protagonistas del sistema democrático español. En estos días, el presidente del Gobierno fagocita a su partido, anula su impronta y lo ocupa absolutamente todo. El PSOE lo rechazó y lo cesó en su día, pero Sánchez se revolvió, presentó batalla y, en paralelo con el 'Brexit', la victoria de Trump, la llegada de Salvini, la actuación de los jueces en Bélgica o Alemania, o tantas otras 'sorpresas', se hizo con el puesto de secretario general. Atrás quedaron los tiempos de un partido socialdemócrata moderado, integrador, europeísta y constitucional, sin modulaciones. Hoy el PSOE es Sánchez, mucho más que en tiempos de Felipe González, que dejó sitio a otros muchos políticos y dirigentes socialistas que tuvieron un innegable y notable papel. Ya no.

Quizá sea por ello que con motivo del Consejo de Ministros de Sevilla último se vio una Susana Díaz derrotada, desdibujada, casi náufraga, rogando que le permitieran continuar en la barquilla de Andalucía, atrás quedó la 'virreina' o la 'sultana'. Pedro Sánchez ya los suplanta a todos y, a regañadientes muchos de ellos, le bailan el agua temerosos de que les gane más batallas, se las gana siempre. Todo está servido, el presidente y la jefa andaluza no se llevan pero ambos quieren una cosa: conservar la presidencia de la Junta. Es imprescindible. Después seguiremos dando gato por liebre, se anunciarán inversiones y planes escasos en los que adrede habrá confusión entre cantidad y porcentaje. Y algunos políticos seguirán sin reparar en que una cosa son los andaluces y otra sus gobiernos, que un timón gripado condiciona la navegación. De verdad, lo peor de Díaz y los suyos es la falta de ambición, la incapacidad para implementar políticas de verdadero progreso, conformarse con estar siempre a la cola. Sánchez lo tiene claro, también les apoya en eso.

Política es oportunidad, política es encontrar la eficacia, medidas que favorezcan el reparto de la riqueza, el bienestar y la prosperidad. Susana Díaz -nos lo dicen los hechos- no sabe o no puede, nunca ha sabido y no bastan las sonrisas ni los eslóganes de ánimo. No, ya no. Hay un espacio útil, hay una tromba de hombres y mujeres dispuestos a dar el cambiazo con imaginación, ilusión y probada valía. Andalucía ha de darles la oportunidad para tener por fin oportunidades. Son los populares, es su tiempo, su hora. Otras fórmulas, otro estilo, los métodos para crecer en la senda de una región rica que ya merece serlo.

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