'Enplanismo'
Las palabras también se peinan con el tiempo
VIOLETA NIEBLA
Lunes, 20 de octubre 2025, 02:00
Cada vez que me siento en la silla de Avelino y entro en su mundo de terrazo pop y flúor, me llevo, además de un ... corte de pelo, una reflexión.
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La última fue de naturaleza lingüística. Me dijo que estaba harto del 'enplanismo'. Yo no caí en lo que era hasta que me explicó que se refería a esa moda de decir 'en plan' como muletilla en cada frase. En plan en lugar de decir: 'por ejemplo', 'tipo', 'rollo', 'como que', 'algo así como', 'una especie de', 'una suerte de', 'de modo que'...
Me reí, porque mientras lo decía, me di cuenta de que yo también soy culpable. En plan culpable. Porque a veces las palabras se pegan como pelos sueltos: no sabes cómo han llegado ahí, pero se quedan. El 'en plan' sirve para todo: para ganar tiempo, para suavizar lo que se dice, para parecer ligera cuando no se está del todo segura. En plan comodín, en plan red de seguridad, en plan tic generacional. Y desde que me levanté de la silla de mi peluquero cada vez que lo escucho salta una alarma.
Por supuesto, no es la primera vez que una palabra se instala en el habla como si viniera con hipoteca. Si repasamos la historia reciente de nuestra lengua, se nos vienen unas cuantas: desde el 'o sea', cuando todo necesitaba una aclaración, hasta el '¿me entiendes?', que pretendía validar el mundo frase a frase. Luego llegó el '¿sabes?', que no pedía tanto comprensión como compañía. Más tarde irrumpió el '¿vale?', más ejecutivo, más práctico, hijo de los informativos y de la LOGSE. También aprendimos a terminar con un '¿no?', para reafirmarnos, o a empezar con un 'a ver', para ganar tiempo.
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Después todo se volvió 'un rollo': rollo bohemio, rollo raro, rollo guay. Cada vida, un género. Y finalmente vino el 'plan', que ya no es ni rollo ni vale, sino una especie de territorio intermedio donde pensar mientras se habla. Una palabra que no dice, pero sostiene.
Las muletillas cambian, pero siempre hacen el mismo trabajo: rellenar el aire, darnos margen, medir la temperatura de la otra, del otro. Cada generación tiene la suya, su palabra de apoyo. Son modas, sí, pero también son pequeños pactos de pertenencia. Decir 'en plan' es hablar en clave con tu tiempo.
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Yo salí del salón con las puntas recién cortadas y la sensación de que el lenguaje también pasa por el espejo. Que, al final, las palabras, como el pelo, crecen solas, se descontrolan y vuelven a encontrar su forma sin que sepamos muy bien por qué.
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