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CUANDO EL ENEMIGO ESTÁ EN CASA

JAVIER URRA / PRIMER DEFENSOR DEL MENOR

Martes, 13 de marzo 2018, 08:27

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Terrible. Odio y utilización del niño para enterrar en vida a quien se quiso. Siempre, siempre alguien próximo, muy próximo. En estos casos en el que hay niños por medio, como el pequeño Gabriel, el enemigo, el odio y la maldad siempre está en casa. Resulta un clásico que quien mata, se ponga a la cabeza de la manifestación, mostrándose compungida y sobreactuando. ¿Estamos ante un caso de Medea inverso?

Esperemos a las conclusiones de la investigación, pero no descartemos un síndrome de Jasón, para hacerle daño a la madre. Es una hipótesis, no más, pero no descartable.

Todo mi cariño a los que de verdad, conociendo o sin conocer a Gabriel, le han querido. DEP.

La mayor maldad de un ser humano es quitar la vida a otro. Pero cuando es a un niño, esta conducta aberrante es abominable. Si además se lleva a efecto premeditadamente para dañar a otro adulto, a quien se dice se quiso y enterrarlo en vida, la acción es atroz, humanamente es imperdonable. Y es que nadie tiene derecho a perdonar semejante barbaridad que atenta contra lo esencial del ser humano, la confianza no en la bondad del otro, pero sí en la limitación de su maldad.

Repudiemos con todo nuestro ser estas acciones ya no tan anecdóticas que acaban con la vida ¡La vida! de los más inocentes: Nuestros niños.

Si se demuestra que esta mujer y en dos ocasiones distintas ha matado a sangre fría a dos niños.

¿Hay alguien que argumentará contra la prisión permanente revisable?

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