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Dios trinitario y Ella, de mi mano

Lunes Santo. Sol. Novia formal hasta el Viernes

JESÚS NIETO JURADO

Lunes, 15 de abril 2019, 00:30

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La Semana Santa pasa por encima de la política, de los lobbies, de los odiadores, de la campaña y de ese laicismo que se siente huérfano de varales que quiere sacar un trono con dos o tres reivindicaciones nihilistas y chuflas: el alcalde de Valladolid quiso darle laicidad a una talla de Gregorio Fernández y el pueblo soberano ante Caifás le va diciendo que ancha es Castilla.

Se puede llegar a comprender que un político quiera pegarse al oropel del Jueves Santo: porque un selfie junto a la fe siempre será mejor que un polideportivo vacío, gélido, con banderas de plástico que, decir, dicen bastante poco.

La noticia es este Lunes Santo con un sol como para echarse novia formal, que diría el maestro Alcántara. Y hoy la fe -y la curiosidad, y el malagueñismo, y el malaúva y el ateo que colecciona itinerarios- con epicentro andante en la Trinidad hacia el Este. Hoy la ciudad se desdobla y se hace un camino de claveles y de cabezas para que sobre ellos pase un Jesús hecho Cautivo y armado, sí, de los 'quereres' más antiguos. De aquéllos que vienen de las partes más últimas de la memoria y en las que se ve a Antonio y a Lola de la mano, a mis padres de la mano, y a este intruso a hombros de su padre, con caracoles y jersey y un churro en la boca que le compraron frente al Hospital Civil.

Habría que explicarle a esos corresponsales guiris que han comprado el relato del 'procés' por qué en Málaga, en España, un camino al Calvario es una fiesta: por qué hay quien canta al moreno un flamenco mal acompasado y sentido mientras que Cristo va unos metros más alante pegado a una columna. Como yo mismo. Y que me ayude Jaime Moreno con las esencias mismas del 'año de la gubia' (sic).

Cuando uno se ha tirado temporadas largas a dos horas de AVE de Málaga, los Lunes Santos más allá de Los Prados dolían demasiado. Este intruso ha ido a Atocha muchas veces para cogerse el último tren que conectaba Madrid con Mármoles, cuando la túnica más blanca va ya de plata y de vuelta. Allí duerme un niño, un globo va hacia la vertical hacia arriba y un niño duerme cerca de la Zamarrilla, rosa y bandolera de lo más profundo.

Aunque ya lo haya dicho al principio, comprendo que los políticos se arrimen al querer del hombre de trono. Ahí está el foco y esa señora de Lugo que es hermana o madrina del Chiquito.

Dicho lo cual, la noticia es que hoy es tan lunes como santo, y ahí ya tenemos la ecuación perfecta para que la ciudad se mire ensimismada y se alegre en el año que ha sido.

Lo sublime ahora anda en las esquinas cotidianas, en las páginas de Fefe y de Garrido Moraga en tapa dura. Se trata de vivir en Lunes Santo, de la mano de Estefanía; enamorado y conmovido.

Y Ella -Estefanía- me amó y yo la amé. Y olía a incienso y un niño coñazo tocaba un tambor espídico mientras esperábamos el taxi. Y nos besamos con mesura y el Gólgota pudo esperar hasta el viernes.

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