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CUESTIÓN DE LINDEROS

CATALINA URBANEJA ORTIZ

Viernes, 16 de noviembre 2018, 00:10

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CADA cierto tiempo, y quizá con más frecuencia de la deseada, surge la rectificación territorial como un asunto que no parece interesar a todos en la misma medida y que genera un movimiento ciudadano decidido a que Marbella mantenga intacta su territorialidad. Si bien esta pretendida delimitación ya fue cerrada con Ojén e Istán, queda pendiente la de Benahavís, la más controvertida dadas las circunstancias que confluyen en ella. No es mi objetivo escribir sobre esa cuestión, ya que cualquier opinión será más cualificada que la mía, sino analizar algunas de las situaciones que, en casos similares se dieron entre Marbella y los pueblos de su entorno.

El primer escollo que tuvieron que salvar los Reyes Católicos después de conquistado el reino de Granada, fue delimitar los ámbitos jurisdiccionales del territorio, entre ellos los de Málaga y Marbella ya que en el periodo precedente apenas si existían. Como fue habitual en estos monarcas, encomendaron la misión al bachiller Serrano que andaba ocupado en los repartimientos de las distintas ciudades del obispado.

La operación de Serrano se realizó hacia 1488 y para ello recabó el asesoramiento de los vecinos de Ojén, únicos conocedores de los antiguos términos. A su llamada acudieron doce ojeníes encabezados por el alguacil Hamete Abdurrahazuel y el intérprete Mahomad el Moravi, quienes los señalaron con tal precisión que hoy resulta imposible identificarlos ya que la toponimia árabe ha desaparecido. En solos dos casos se mantiene un resquicio de aquellos nombres primigenios: el «val de Çaer, en el término mismo de Çaer que se dize Hajarada Popan, que quiere dezir en aljamía piedra de cal» y posiblemente el del arroyo de las Cañas, donde mencionan la existencia de un castillo del mismo nombre, que en arábigo «se llama Alhita del Coçebier».

El descontento generado por los vencidos ante la expropiación de sus predios, origina una nueva revisión de los términos en 1490 dado que Serrano no encuentra puntos de referencia que determinen los terrenos de cada pueblo. En lo que respecta a la parte oriental de la Tierra de Marbella, entre esta y Ojén, no existía ningún poblamiento que los determinase, «porque piden en término del Aliçate çiertas feredades, e otras en término de Montenegral y otras en Estaón, y entre la çibdad y Hoxén». De las reflexiones del bachiller sabemos que la antigua alquería de Montenegral se había despoblado antes de la conquista, por lo que sus tierras se consideraban integradas en término de Marbella, en cambio, las del Alicate, abandonada tras la dominación castellana, debían anexionarse a Ojén. En ambos casos, se trataba de tierra poblada de alcornoques y viñedos que desaparecieron con la filoxera y dieron origen a la masa boscosa de Elviria.

Ya en 1570, cuando los moriscos fueron expulsados de estas tierras, se vuelve a hacer otra delimitación con el objetivo de conocer el número de heredades disponibles para sortear a los repobladores cristianos y marcar las distintas dezmerías entre los pueblos limítrofes. La de Mijas es la que mejor se adapta al caso que nos ocupa, ya que, tanto esta ciudad como Fuengirola, estaban adscritas a la Tierra de Málaga. En esta división aparece Las Chapas como uno de los topónimos que han permanecido de aquella época: «El Camorro, ques un cerro alto donde dicen las Chapas, donde está un mojón que divide el término de Marvella e Málaga», cuya línea sigue por el monte «hasta llegar a el camino que va de la dicha villa de Hojén a el valle de Zuheros», siendo el caudal de propios de Marbella el principal beneficiario de aquella arboleda, pues vendía a particulares la bellota del Alicate, las Chapas y el monte de la Carnicería.

Durante el último cuarto del siglo XVIII y la primera década del XIX, «la época de las independizaciones» según determinó el profesor García y Guzmán, se produce la emancipación de los pueblos que habían permanecido sujetos a la jurisdicción de Marbella, para lo cual se efectúan nuevas delimitaciones territoriales. En 1807 se realizan las de Ojén para lo cual se vuelve a implicar a vecinos que, como había ocurrido en casos anteriores, eran quienes mejor podían fijar los términos y cuyos testimonios nos sirven para saber cuáles son los hitos que aún permanecen. Por ejemplo, uno de los mojones divisorios era una piedra grande, que se hallaba «por debajo de la minilla del yerro y sobre el camino real viejo que de esta villa iva a Marbella, pasando por el molino Grande, mirando al cerro del Batán, atravesando el camino que va al arroyo del Real» por donde continuaba hasta topar con Fuengirola y Mijas. Topónimos tan en desuso como la propia delimitación, pero útiles para demostrar que la modificación efectuada en 2014 no fue la primera ni posiblemente sea la última.

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