Cuando llueve en Málaga hay semáforos que se rompen. Esto a un nórdico le costará entenderlo, pero es algo que aquí llevamos con orgullo, con ... resignación o con las dos cosas. En Málaga, cuando llueve, es la lluvia la que gobierna. El agua que cae está siendo bienvenida en la provincia y esperamos que venga suficiente para poder evitar una de las pocas cosas que nos faltaban por pasar: que nos corten el agua.
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La borrasca, llamada casualmente 'Celia', ha provocado una veintena de incidencias en Málaga. Los primeros días de lluvia son los más peligrosos. Es como si los neumáticos todavía tuvieran restos de after-sun. Hay carreteras cortadas y en los municipios se cantan los desbordamientos. Como pasa en muchas ciudades del sur, la caída de agua invita a un confinamiento light. Las actividades culturales tiritan. El argumentario ciclista se disuelve empapado. El falso techo de escayola de una casa se desploma. La lluvia fina es el examen parcial de todas las goteras.
Si seguimos en la carretera, en cualquier punto de la costa, un pequeño impacto entre dos vehículos es capaz de provocar kilómetros de retenciones, y eso sin lluvia. Es como un efecto mariposa de retrasos, resentimientos, comidas que se enfrían y miles de planes en entredicho. Cuando el asfalto está mojado, se circula por la autovía con una inusitada atención por el detalle. No diría que es miedo. Es una propensión al atasco, al frenazo o a una colisión leve de las que provocan desbordamientos.
La lluvia es un acontecimiento extraordinario. Cabe disfrutar de alguno de los 65 días nublados que tenemos al año, según los expertos. Las predicciones auguran algunos días más de lluvia. No muchos, ni los suficientes. También dicen que, a partir de hoy martes, la lluvia caerá en forma de barro, para más diversión. Me acuerdo que hace muchos años todos los coches en Málaga amanecieron muy sucios y Manuel Alcántara escribió una columna titulada 'Llueve mierda'.
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Los accidentes siempre son aparatosos. Me acuerdo de un titular que se publicó en un periódico nacional durante unas catastróficas inundaciones: 'Protección Civil no pudo actuar por las inclemencias del tiempo'. Ese espacio en la memoria dedicado a esta noticia debería estar reservado a la manera en la que llegar al Palacio de Ferias, por ejemplo. Por la autovía todo parece que está cerca, como si pudieras tocarlo, y luego te encuentras perdido en algún lugar del recinto ferial en el que habrá pasado de todo. Y seguirá pasando.
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