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Covid-19: diagnósticos internacionales

LA TRIBUNA ·

El único modo de reactivar las economías de forma rápida y contundente es con acciones inmediatas, coordinadas y a gran escala

JOSÉ SÁNCHEZ MALDONADO

Viernes, 29 de mayo 2020, 08:04

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Si bien el Covid-19 supone ante todo una tragedia humana y sanitaria, a estas alturas se da por descontada una estela de contracción económica mundial sin precedentes. A diferencia de crisis anteriores, esta recesión no será ya el resultado exclusivo de choques puramente económicos, sino de medidas de aislamiento social en la gran mayoría de los países para mitigar y/o cortar la propagación del virus. Estas medidas están contrayendo fuertemente la producción, reduciendo la demanda agregada y limitando el acceso a los mercados de crédito, lo que está generando efectos devastadores sobre el mercado de trabajo. En este contexto, desde la visión del secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, el único modo de reactivar las economías de forma rápida y contundente es con acciones inmediatas, coordinadas y a gran escala, lo cual requiere aplicar la urgencia también a una gran coordinación internacional.

El escenario trazado por la Comisión Europea en sus previsiones dibuja un camino en forma de V mayúscula e imperfecta, con un ángulo más agudo en España, Grecia e Italia que en Polonia, Austria o Alemania, esperándose un desplome no visto desde la II Guerra Mundial, tanto para las economías de la zona euro, que este año reculará un 7,7%, como del resto de la UE, que en su conjunto retrocederá un 7,4%.

La Comisión advierte, no obstante, de que si bien el 'shock' es simétrico al golpear a todos por igual, no lo son ni el descenso de la actividad ni la fuerza con la que esta se levantará en 2021. A finales de ese, solo cinco países de la UE se habrán recuperado por completo y retornado a los niveles de 2019: Alemania, Austria, Eslovaquia, Croacia y Polonia. Es decir, Alemania sí que trazará una V casi perfecta gracias a su combinación de enérgica política fiscal con unas medidas de contención más suaves.

Bruselas explica esa desigualdad en la huella de la recesión por tres factores: la velocidad de los desconfinamientos, el peso de la industria turística -que Bruselas asume que caerá a la mitad- y los recursos financieros de cada país.

Desde todas las grandes instituciones económicas internacionales se han venido planteando la puesta en marcha de medidas para hacer frente a la incidencia del Covid-19. La OCDE ha propuesto, en primer término, la necesidad de una estrecha coordinación internacional en el campo sanitario, con medidas que garanticen que las vacunas, una vez fabricadas, lleguen a las personas de la forma más rápida posible. Instando a los organismos reguladores como la Agencia Europea del Medicamento y la homóloga de EE UU a trabajar de forma conjunta con el propósito de eliminar los obstáculos para vacunas y tratamientos. En segundo lugar, se aboga una coordinación en las medidas de política económica, asegurando un colchón financiero inmediato como base para acelerar la recuperación, con ayudas a desempleados y a empresas estresadas. Además, en el ámbito de la sanidad son precisas inversiones inmediatas. En tercer lugar, la OCDE considera primordial mejorar la eficacia de la coordinación en la regulación y supervisión financiera, de cara a ser más ágiles en el diagnóstico de tensiones emergentes y en la adopción de medidas reguladoras. En cuarto lugar, recuerda que también resulta crucial restablecer la confianza pública, lo cual implica resolver problemas previos a la pandemia que ya estaban gripando la economía como las restricciones al comercio a partir de la guerra comercial entre China, EE UU e incluso la UE.

El FMI, por su parte, pide que toda estrategia tenga en cuenta tres aspectos. En primer lugar, propone como una prioridad la contención y el fortalecimiento de los sistemas sanitarios en todo el mundo. Por muy grave que sea el impacto económico de primera ronda, entienden que cuanto antes se logre poner freno al virus, más rápida y pujante será la recuperación. Lo esencial, por tanto, es evitar que el problema se enquiste. En segundo lugar, existe una preocupación especial por la situación de los países de bajos ingresos agobiados por la deuda, cuestiones que están trabajando estrechamente con el Banco Mundial para plantear soluciones. En tercer lugar, se propone incrementar masivamente el financiamiento de emergencia.

En esta línea, un reciente artículo de Miguel Sebastián desgranaba medidas para una situación como la española en la que, de acuerdo con los diagnósticos más elementales, conviven 'shocks' de oferta y de demanda agregada, lo cual reclama actuar en una doble dirección. Por el lado de la demanda, aumentar el gasto sanitario y favorecer una renta de emergencia temporal a los hogares más vulnerables. Por el lado de la oferta, continuar con los ERTE y el apoyo a los autónomos y pequeños empresarios para que mantengan su actividad y estén en condiciones de reabrir cuando las condiciones sanitarias lo permitan. Ahora bien, como los recursos son escasos, y en esta coyuntura desesperadamente escasos, la clave es focalizar las ayudas preferentemente hacia grupos de personas y sectores específicos que previsiblemente van a sufrir la crisis de una manera más intensa y durante un período más prolongado.

Lógicamente, el coste de estas medidas se irá incrementando a medida que el periodo de confinamiento sea mayor. Pero sobre este y las medidas adoptadas en la UE y en España volveremos en otro artículo.

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