EN estos días de diciembre que se consideran de campaña navideña antes de que lleguen las fiestas señaladas, lo frecuente es que desde primeras horas ... del día recibamos todo tipo de mensajes comerciales a través de los distintos medios de comunicación. No hace falta detenerse a leer el periódico o a ver la televisión, sino que basta con abrir el teléfono o montarse en el coche y poner la radio para comprobarlo. Incluso paseando por nuestras calles nos llaman las ofertas de los escaparates, mientras que la música propia de estas fechas crea también el ambiente apropiado. Es uno de los meses más comerciales del año, que en algunas ciudades se ha incrementado notablemente en los últimos años, como comentaban algunos comerciantes del centro de Málaga, que destacaban que se habían superado las ventas del verano o de la Semana Santa.
En algunos canales de comunicación la publicidad ha subido en agresividad buscando al comprador, intentando convencerle de que si no adquiere inmediatamente determinado producto se está perdiendo la oportunidad de su vida, insistiendo con un «¡llame ya!» a los posibles clientes, por no hablar de esos confusos mensajes en los que parece que van a regalar algo valioso por el hecho de llamar y después vienen las sorpresas., sobre todo por internet, si no se toman algunas precauciones.
Por un lado todo llama a las compras y por otro se recomienda desde algunas instituciones que se compre con moderación y que se adelanten las compras para obtener mejores precios. Por una parte se quiere contener el desenfreno existente en las compras y por otra se considera el aumento de las mismas como un buen índice económico, por lo que muchas veces se toman medidas para incentivarlas. Es similar a lo que ocurre con los coches: gobiernos y colectivos diversos se inclinan por la eliminación paulatina del tráfico rodado, proponiendo programas de peatonalización, entre otras cosas, pero cuando bajan las ventas de automóviles se subvenciona su adquisición, porque es un factor determinante de la evolución de la economía de un país.
Al margen del tema comercial la Navidad ofrece otros muchos contrastes, algunos de ellos solapados en nuestras vidas pero que no por eso dejan de existir. Bajo la alegría que de forma general se muestra estos días hay quien contiene su ánimo por diversos motivos, uno de ellos la situación económica rayando en la pobreza de algunas capas sociales, según las estadísticas de Cáritas. Otro dato importante es el relativo a la soledad de algunas personas, que aunque persista durante todo el año se incrementa su sensación durante estas fechas ante el contraste con la fiesta que se pretende vivir. Conclusiones de diversos estudios recogen que en Navidad se produce un aumento de los casos de ansiedad y depresión, sobre todo en personas mayores. Hay quien busca premeditadamente esa soledad, porque se siente a gusto situándose al margen de cualquier movimiento y buscando un estado que hasta puede ser placentero. Una cosa muy distinta es cuando esa soledad viene impuesta sin pretenderlo, cuando encauza a alguna persona hacia la falta de un calor que le resulta necesario. Y es muy posible que quienes vivimos en el entorno más cercano ni siquiera lleguemos a percibirlo, en un mundo de mucha tecnología que no siempre significa comunicación.
Resaltemos también, como aspecto positivo, el contraste de la situación meteorológica en la Costa del Sol estos días en comparación con otras zonas. Quienes nos eligieron para pasar el macro puente de la Inmaculada no podrán quejarse. Ahora que se celebra la cumbre del clima en Madrid somos de los primeros interesados en que se tomen las medidas adecuadas para frenar el cambio climático. Nos va mucho en ello.
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