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La rotonda

Cohabitación imposible

Sábado, 11 de enero 2025, 01:00

E sta Rotonda se declara fiel admiradora de Winston Churchill. Curiosamente, indagar en la figura del gran estadista y escritor, que incluso llegó a conseguir el Nobel de Literatura en 1953, llegó de la mano de uno de los primeros viajes a Londres, allá por ... los 80, con motivo de la World Travel Market. Entrar en el mundo del estadista es atraparte en un conjunto de ideas, frases, obras y acciones que te demuestran que fue uno de los grandes personajes de la política mundial del siglo XX, una figura irrepetible por la que muchos, hoy, en este drama internacional de liderazgos, daríamos lo que no tenemos por tenerlo, y permítanme el juego de palabras. A punto de cumplirse (el 24 de este mes de enero) 60 años de su muerte, muchas de sus famosas frases, fábulas políticas y pensamientos, siguen vigentes. Por ejemplo, a buen seguro que no pocos recordamos más de una de sus máximas en el caso de Juan Espadas, aún hoy máximo líder de los socialistas andaluces, a cuyo cargo accedió a petición del todopoderoso Pedro Sánchez, el mismo que ahora le ha vuelto a hacer una petición (o mejor una orden): que deje de serlo. «La política es casi tan excitante como la guerra y casi igual de peligrosa», dijo Churchill, quien en otro momento se refirió a la amistad y a la lealtad, palabras que aunque no lo parece, la mayoría de las veces son antónimas. Juan Espadas era alcalde de Sevilla, de marcado carácter conciliador y dialogante, donde estaba a gusto. Además, su perfil correspondía al PSOE de toda la vida, el mismo que llevó con el resto de partidos a este país por los caminos de la transición con extremo cuidado, renunciando a fórmulas extremas y buscando un centro equilibrado, clave de toda buena acción política. Espadas dejó su cargo, en el que estaba a gusto, porque se lo pidió Sánchez, a quien se le puede acusar de todo menos de que no se le ve venir, porque dice una verdad entre muchas mentiras, y si no, ahí están las hemerotecas y sus promesas electorales incumplidas. Un hombre dialogante y conciliador chirriaba junto a quien es todo lo contrario, que 'resucita a Franco' cada vez que puede, y que no duda en prometer y no cumplir. Espadas se fío de Sánchez. Error. No lo dice (ni lo dirá), pero lo sabe. Es fiel y ajeno a los extremismos, y eso con quien dirige hoy el PSOE y el Gobierno es una cohabitación imposible. Muchos dirán que la política es así, pero no debiera: «En un mar de crispación, los moderados se ahogan...». Terminamos con Churchill: «En política no se debe confiar en nadie, sobre todo si están cerca...». Pues eso.

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