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Ciudad del Tajo

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Domingo, 13 de agosto 2017, 10:16

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Ronda, templo histórico, esquinas señoriales, y en estos días acogiendo en su seno a varios hijos ejemplares. Se fueron a morir al otro extremo del mundo en un ejercicio de solidaridad. El otro extremo de la vileza. Albert Camus estaba convencido de que, en el balance final, el ser humano tiene más peso en el haber que en el debe. Según Camus encerramos más cosas positivas que negativas. Sea como fuere lo que está claro es que somos carne de luces y sombras. Ronda, en estos días, ha dado muestras de gran altura y también en su seno han aflorado mezquindades y miserias. Cooperantes sin fronteras y rateros de medio pelo. Gente solidaria y otra con vocación totalitaria.

La fraternidad ha venido por parte de la sociedad civil. La basura la han puesto sobre la mesa un par de políticos. Otro baldón para un estamento en la que las manzanas podridas tienen una capacidad excepcional para subir a la superficie y pavonearse en la pasarela de los medios de comunicación. La mezquindad la suscribió un concejal del PSOE al falsificar el acta de matrimonio de su hija para que así ésta pudiera disfrutar de un permiso laboral más amplio que el que realmente le correspondía. Días laborables convertidos en festivos o al revés, un birlibirloque para que la recién casada pudiera viajar a Nueva York. Luna de hiel, como aquella película de Polanski, pero un punto menos excitante y bastante más cutre.

Calderilla de la corrupción. El otro baldón rondeño ha estado a cargo de su segundo teniente de alcalde. IU. Un hombre, al parecer, con gran sentido del humor que animaba a sus seguidores de twitter a rechazar la ley electoral y «a montar barricadas y poner bombas a la policía» en las próximas elecciones. Este individuo dice que se trataba de una broma. Claro. Es un mensaje con un gran sentido del humor y muy en consonancia con lo que se espera de un cargo público electo. Bueno, electo o algo así, porque este concejal asegura que España se dirige con paso firme hacia una dictadura de la que ya vemos los flecos. Venezuela no. Venezuela es un ejemplo de libertad para el mundo. Y hablo de Venezuela porque el simpático mensaje del concejal estaba originado a raíz de unas determinadas críticas a la política de Nicolás Maduro. De que el tipo tiene sentido del humor no hay la menor duda. Hablar de libertad y ejemplaridad democrática refiriéndose a Maduro y de amenaza dictatorial al hacerlo de España demuestra una vena muy cercana a la de Chiquito de la Calzada. Fistro, pecador de la pradera y lo que él quiera. Una determinada izquierda ha gozado siempre de una curiosa capacidad para deformar los hechos y acomodarlos a su antojo. De esa forma han podido sentirse cerca de las dictaduras caribeñas, disculpar el gulag y pensar que algunas bombas -como esas a las que alude el ínclito concejal- son altamente purificadoras. Tan gracioso como tirarse por el tajo.

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