Cinismo de luces

VOLTAJE ·

El alcalde pide prudencia un día, y otro promueve aglomeraciones que no son recomendables

Martes, 30 de noviembre 2021, 07:46

El fin de semana se ha resuelto con nuevas bajas y con el derroche de unas imágenes muy preocupantes que se están emitiendo en Málaga ... desde el viernes. La inauguración del encendido navideño ha coincidido de manera simultánea con un aumento de la incidencia del Covid cada vez más seria y con media Europa, o casi toda, tomando medidas drásticas; eso contando además con una nueva variante de la que todavía no se sabe cómo actuará con los vacunados. Lo que hemos sabido hasta ahora es que el Gobierno dijo ayer que en España no había registrada ninguna incidencia con esta variante, y a las siete horas ya se había confirmado el primer caso en un hospital de Madrid.

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Mientras tanto, en Málaga, este fin de semana empezó la fiesta. El Ayuntamiento hace caso omiso a las recomendaciones y, para alegría de buena parte de la gente, ha seguido adelante con el espectáculo. Ya ni siquiera tiran de aquel argumento estrella de 'salvar la Navidad'. Ahora se trata de salvar el ahora, o de sálvese quien pueda, de morir de Covid, o de éxito. El Ayuntamiento pone en peligro a los ciudadanos haciendo como si no pasara nada, cuando sí que pasa. Resulta llamativa la actitud del alcalde, que unos días pide prudencia, a veces enumerando unas cuentas rarísimas, pidiendo a la población que mantenga la distancia de seguridad, mientras que con su función pública hace justo lo contrario: promover todo tipo de aglomeraciones, invitarnos a que vayamos a lugares a los que lo más recomendable sería no ir.

Hay muchos adjetivos para describir esta actitud del alcalde y casi ninguno le beneficia. Ya no es cuestión de que gusten más o menos las luces, ni de que parezca bien en lo que se está convirtiendo el Centro, ni de la extravagante y vocinglera presencia musical de todo el cotarro. Programar los pases de sonido 'por sorpresa' no sirve para nada porque al final vamos a actuar de aquella manera en la que se nos trata, o sea, como polillas. El espectáculo de sonido se mantiene con el pretexto de incentivar el consumo, pero a mí lo que me provoca es pavor. La estampa de un sitio poco recomendable. Lo del último fin de semana ha sido demasiado. En Europa y parte de África han debido alucinar. Las colas de coches para entrar en algún aparcamiento daban tantas vueltas como el juego de la serpiente del Nokia, con cortes de tráfico incluidos. No creo que a nadie en su sano juicio le pueda parecer apropiado en estos momentos semejante tumulto de miles de personas, ni dar esta imagen de despendole generalizado ante una cuestión que pronto concernirá a la salud pública. Ojalá no ocurra nada malo, pero lo lógico sería pedir más prudencia, y cumplirla.

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