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La voz de las cifras

Héctor Barbotta

Marbella

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Jueves, 4 de octubre 2018, 09:04

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La tradición cuenta que Marco Aurelio, el último de los que pasaron a la historia como los cinco emperadores buenos de Roma, se hacía acompañar de un esclavo en sus paseos por la ciudad. La función del esclavo era repetirle al oído, ante las aclamaciones y vítores de los súbditos, «recuerda que sólo eres un hombre». Marco Aurelio pasó a la historia de Roma como 'El Sabio'.

Nosotros no tenemos a ese esclavo, pero tenemos las cifras. Y cuando aparecen las cifras, los discursos y el relato languidecen. Podemos estar 29 días al mes prestando atención a los argumentarios institucionales que nos recuerdan machaconamente la fortaleza económica de la Costa del Sol, la pujanza de Málaga en relación con otras provincias andaluzas, el mar de oportunidades que el turismo abre a nuestra prosperidad futura, nuestra condición de locomotora económica... Pero una vez al mes llegan las cifras del paro para avisarnos, como voz de la conciencia con vocación de aguafiestas, que el modelo no funciona.

A veces tendemos a olvidarnos de los números. La necesidad de alimentar la autoestima permite que la impresión que nos causan las calles rebosantes de turistas, los hoteles llenos, las ofertas de trabajo (mal pagado) que aparecen en los municipios turísticos cuando el calor comienza a arreciar... fabrican una realidad engañosa que nos encanta asumir como verdadera.

Este año, a pesar de que lo que se palpaba en la calle, el Instituto Nacional de Estadística (INE) se sumó a los vítores y ofreció unas cifras, difícilmente ajustables a cualquier experiencia empírica, que hablaban de récord de ocupación hotelera. Hoy ya es irrelevante discutir si las cifras del INE fueron más o menos ajustadas a la realidad, la manera en que se ha realizado esa medición y sobre todo hasta dónde se han visto obligados los hoteleros a reducir precios para que agosto no dibujara un paisaje de habitaciones vacías. Han llegado las cifras que valen, las del paro -Málaga, segunda provincia donde más ha aumentado el desempleo de toda España; Marbella, otra vez al borde de los 10.000 parados- para recordarnos al oído, como el esclavo de Marco Aurelio, la vulnerabilidad y la debilidad de nuestra economía.

Ahora vendrán los meses malos, en los que el paro volverá a dispararse hasta que el próximo verano comience a llamar a la puerta. Entonces volveremos a dejar que nuestras sensaciones a pie de calle nos engañen y postergaremos, un año más, el debate imprescindible sobre cómo afrontar un cambio del modelo productivo. Y cómo asumir que, más que baños de autoestima, necesitamos baños de realidad.

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