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CHISTES MALOS

MIKEL LABASTIDA

Martes, 3 de abril 2018, 08:00

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Si hubiese que despedir a todos los guionistas que alguna vez han hecho un chiste malo la cola del paro estaría llena. Bueno, igual que si despidiéramos a los columnistas que alguna vez han escrito un artículo poco inspirado, que conste. Yo ya estaría en el INEM pidiendo lo mío. Volviendo a los guionistas y los chistes malos, en las redes se ha montado un aquelarre estos días por la broma de uno de los autores de las tramas de 'Allí abajo'. Los internautas inclementes exigían su despido. ¿Por qué? Porque no tenía gracia. Hombre, por esa razón deberían estar sin trabajo todos los que escribieron el 'remake' español de 'Cheers', o a los que se inventaron 'A ver si llego' en Telecinco, o los que perpetraron 'La Peluquería' en TVE 1. Y mira que eran terribles todas estas, pero ni siquiera ellos merecían una campaña como la emprendida contra el guionista de la ficción de Antena 3, que por cierto regresaba ayer a la parrilla y esta polémica ha podido influir en su retorno.

«Leo, leo, leo, leo, leo, leo, pero luego caí en que era una canción andaluza y eso no podía ser», escribió el susodicho. Y se le echaron encima, sobre todo los andaluces, por alusiones. No solo le reprendieron los usuarios. También sus compañeros le afearon la falta de ingenio. «No compartimos los comentarios personales ni chistes desafortunados de algunos de nuestros guionistas», señalaron desde la productora, posiblemente temiendo las consecuencias de la gresca internauta. El actor Óscar Terol fue más allá: «No nos representa a los guionistas y actores de 'Allí abajo'. Su comentario le retrata a él solo. Le hace indigno de pertenecer a este equipo», escribió, dejando con el culo al aire y a los pies de los caballos al guionista. ¿Eran necesarios semejantes reproches? Me temo que si lo políticamente correcto no imperase por todas partes nada de esto habría ocurrido. Quizá en lo que deberíamos empeñarnos, más que en matar al que hace el chiste -con gracia o sin ella-, es en enseñar a reírnos de nosotros mismos y a no sentirnos atacados por cualquier comentario. Posiblemente construiríamos una sociedad más sana. Vivan los chistes, aunque sean malos.

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