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El campamento de verano de la UCAM

Voltaje ·

El alcalde debe reflexionar en conciencia sobre qué tipo de ambientes quiere en esta ciudad

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Viernes, 5 de abril 2019, 00:06

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Se estrena en cines 'identidad borrada', la segunda película de Joel Edgerton y que está basada en la historia real de Garrard Conley, un chico criado en ambientes cristianos extremos que consiguió escapar de un encierro en una clínica en la que se hacían terapias para 'curar' la homosexualidad. Conley contó su experiencia en el libro que publica la editorial Dos Bigotes, y ahí cuenta las atrocidades que se comenten en este tipo de terapias, algunas al aire libre, como en un campamento: desde la humillación física hasta las charlas inagotables pasando por un uso extremo del sentimiento de culpa y de algunas cosas sencillamente ridículas, como un curso en el que les enseñaban a caminar como un hombre. Él pudo salir a los 15 días, pero otros han estado intentando transformar sus impulsos durante meses, e incluso años, porque estaban convencidos de que estaba mal, de que era pecado. Para que se hagan a la idea del grado de inutilidad de este tipo de tratamientos, uno de los más famosos terapeutas de lo gay, David Matheson, declaró después de 30 años casado con una mujer que no podía más y que buscaba novio.

La película, protagonizada por Nicole Kidman, Russell Crowe y sobre todo por Lucas Hedges, es de obligado visionado para todos los fans de la UCAM, esa universidad ultracatólica y «con vocación evangelizadora» cuyo máximo valedor en Málaga es el propio alcalde, al que también hay que recomendarle, si encuentra tiempo, que vaya al cine o que se lea el libro. Después del escándalo montado por su deseo de regalar suelo público a la UCAM, esta semana el alcalde ha reiterado su interés en abrir las puertas de Málaga a esta organización y de hacerlo mediante adjudicación directa. O sea, por dedazo divino.

Aunque puedan parecer prácticas más olvidadas que el electroshock, lo cierto es que solo hace unos días supimos que en el obispado de Alcalá se celebran cursos clandestinos para 'curar' la homosexualidad. Las informaciones señalan que estas terapias ilegales están amparadas por el propio obispo, Reig Pla, un radical conocido por su homofobia y por sus inclinaciones franquistas, y que mantuvo un sucio pulso con José Luis Mendoza por la presidencia de la UCAM. Todo queda en casa: ellos están cerca son el mismo modelo de personajes tan aburridos y desesperados que solo les queda meterse en la vida de los demás. Ignoro el motivo por el que una persona como Francisco de la Torre pueda tener el más mínimo interés en dejar como legado la presencia de una institución homófoba en Málaga. No sólo parece un horror, sino también un error del que la historia se hará cargo. Es evidente que, aunque a mí me gustaría, no podemos prohibir por ley que un centro cualquiera, por abyecto que sea, se sitúe en nuestro territorio, pero sí es posible exigir en la medida de lo posible que no ocupen el espacio público, ni gratis ni pagando. El alcalde debe reflexionar en conciencia sobre qué tipo de ambientes quiere en esta ciudad.

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