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La burbuja hace plof

Pablo Aranda

Málaga

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Miércoles, 12 de septiembre 2018, 07:44

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Parece que está desinflándose la burbuja del diseño lingüístico. Empezó con los currículum y siguió con los menús de los restaurantes, donde las patatas fritas pasaron a ser de la huerta de la abuela. En los currículum todos sabíamos inglés y si alguien mostraba preocupación por si en la entrevista le hacían una pregunta en dicho idioma se le decía pero tío ¿tú crees que el entrevistador sabrá inglés? Era la pescadilla que se mordía la cola, que en inglés se dice tail y en gourmetish se dice pez de la bahía formando una ola. Sobre una base de salsa de la abuela. Las abuelas son muy socorridas en los platos, y ahora que han empezado los colegios también en las familias son socorridas. En las vacaciones son corridas, o lo eran, en aquella época turbia donde se las dejaba en una gasolinera. Hemos evolucionado hacia un lado y ahora en vacaciones se deja a los perros. Las abuelas no llevaban microchip pero los perros sí y ahora te pillan. En Málaga hasta se ha obligado a registrar el adn de los canes, por lo que si esperas un rato a que defeque, tomas una muestra y la llevas a la policía, que a veces tiene un trabajo de mierda. En Estepona mataron anteayer a un hombre al que iban a detener y recibió a los policías a balazos. El diseño lingüístico convirtió matar en fallecer tras ser abatido, pero si a un policía lo reciben a balazos qué va a hacer. Se le dispara primero en un pie, luego en el otro, después en las dos rodillas y como solo te quedan ya dos balas pues hay que asegurar el tiro. En una comisaría catalana entró un loco gritando que Alá es grande pero más grande todavía era el cuchillo que avanzaba hacia la agente que le disparó y el hombre también falleció tras ser abatido. Lo ideal es que no muera nadie, claro, pero qué harías tú. A mí que me agarren que lo mato, como gritaba un hombre en un bar tras una pelea; un desalmado le explicó que nadie lo estaba agarrando y el hombre dudó unos segundos y después gritó: «te voy a matar, pero otro día».

Los currículum son una presunta arma de doble filo pues en la entrevista podría tocarte alguien que te preguntase en inglés. Presunta porque no toda la gente miente. Pero qué afán por currículum largos como la larga cola de un perro, menos el de San Roque, que no tiene rabo porque Ramón Ramírez se lo ha cortado. Ramón Ramírez es nombre de deportista. He buscado en internet y los cuatro primeros que aparecen son un ciclista venezolano, un futbolista mexicano, y dos beisbolistas, uno dominicano y otro venezolano. El máster se ha convertido, como la abuela, en una herramienta comodín. No todos los máster son de Montón, la ministra de Sanidad. La anterior se apellidaba Mato. Aunque la pregunta correcta hasta anoche era cómo se llamaría la próxima. Ya se sabe, Carcedo. Lo siento por quienes estén estudiando ahora un máster. Puede ser serio. O de la huerta de la abuela.

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