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El bumerán que Andalucía lanzó con las elecciones del 2 de diciembre ha vuelto con consecuencias de alcance importantes. Por ahora algunas anotaciones:

La rivalidad agria que en la campaña de las autonómicas se vio entre los líderes del centro derecha Juanma Moreno y Juan Marín (el primero le llegó a llamar «perro de presa» al segundo) fue suavizada por el elixir del gobierno. El sorpasso de este domingo de Cs al PP riega la semilla de aquella discordia. En plena luna de miel, Marín y los suyos se han regodeado con el «derrumbe» de su media naranja en la Junta. Habrá que esperar a los pactos de las municipales y demás autonómicas para ver si brota o sigue enterrada. Si el sorpasso se reedita, será complicado que la imagen de sintonía y lealtad aguante por mucho tiempo, aunque la conveniencia del matrimonio se mantenga.

Y también en el PSOE hay larvadas discordias que ni el triunfo del 28A logran disipar. Susana Díaz evidenció en la elaboración de las listas a las generales su enemistad con Pedro Sánchez con aquel «tomaré nota». Humillar a María Jesús Montero, que le había sido leal en el tiempo que estuvo en sus gobiernos, con un décimo puesto en la lista por Sevilla (luego rectificada) ha sido otro de sus muchos errores tácticos desde que le declaró la guerra a Pedro Sánchez en 2014, poco después de auparle a la secretaría general del PSOE. Está en su derecho de reivindicar el resultado andaluz como parte suyo, pero su problema es que con Sánchez ungido por las urnas, a todos los socialistas andaluces, también a los de su entorno, les incomodan bastante esa enconada y persistente rivalidad. Quieren celebrar sin más.

La paradoja del 28A en Andalucía es cómo esta comunidad ha sido clave en la respuesta de las urnas para que no se exporte a España el bloque andaluz con la movilización del voto de izquierdas; y cómo esta comunidad es uno de los graneros de votos de Vox. PSOE y Adelante Andalucía salen con autoridad tras el resultado del domingo para ejercer una oposición implacable . También Vox se verá crecido tras sumar más de 200.000 votos a los cosechados el 2 de diciembre para exigir la luna al bipartito PP-Cs en las negociaciones sobre Presupuestos y leyes.

A Moreno y Marín les queda una tarea tan difícil como la de Pedro Sánchez en la Moncloa para encarrilar la labor del Gobierno en un parlamento fragmentado; y en el caso de Andalucía un tanto 'sandwich'. Tras las municipales ya no habrá tregua por el periodo electoral y se habrá acabado el repertorio de los anuncios y planes con los que el bipartito ha distraído los cien días de gracia. El tiempo, como predijo Juanma Moreno, se barrunta tormentoso con lluvia, nieve y viento. Pero también interesante.

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