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Antes todo esto era barrio

Cambiar la discoteca por una oficina de Empleo habría resultado trágico para todos los cuarentones del barrio

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Martes, 19 de marzo 2019, 00:26

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La noticia sentó como una bomba de ironía en todo el barrio. El edificio que ocupó la discoteca Bobby Logan, que también fue el cine Lope de Vega, iba a ser transformada en una oficina de Empleo para la zona Este. Gente preguntando por cursos de formación en los lugares casi exactos en los que fueron tan felices. Los fantasmas de la vieja euforia nocturna desperdigados en lugares por donde pasa el turbio de la burocracia. Es posible que ahora estuviera aquello más concurrido como oficina del paro que como discoteca. Anímicamente, sustituir un lugar esencial para el ocio por una oficina del paro habría resultado una tragedia para todos los cuarentones del barrio. El 'after' de Bobby Logan no podía llamarse SAE. Pedregalejo está regular. En la zona proliferan proyectos que se anuncian y que con el tiempo terminan por desvanecerse y por contradecirse entre sí, en el típico rebufo de la angustia municipal. En ciertas calles se escuchaban reticencias ante el plan para construir en los interiores del barrio una enorme residencia de ancianos que sobre plano no se veía muy clara; faltaban aparcamientos, ahora se dice que hay peligro de inundaciones. Pese a los puestos de trabajo, los parroquianos dudaban sobre el grado de excitación de terminar viviendo a las puertas de un enorme complejo para la vejez, una Disneylandia para jubilados, un riquísimo retiro que, según el día que nos pille, podría preferirse tener al lado; antes incluso que la propia discoteca.

En la puerta de Bobby Logan unos paisanos han colocado un cartel demandando la promesa de acabar con este Empire State para ratas que por lo visto por dentro está tal y como se dejó (hay un vídeo terrorífico con copas puestas), desde convertir las instalaciones en un centro cultural para el barrio. No hablamos de programar exposiciones de Jeff Koons. Se trata de crear en la zona un lugar público para el esparcimiento intelectual. Con su salón de actos, su sala de cine, algo. Incluso el proyecto este de un centro de teatro que propuso Málaga para la Gente y que fue motivo de estudio de compra del edificio por el Ayuntamiento, para luego descubrir que los propietarios pedían cinco veces más de lo que quería gastarse. Que también ya les vale: son tres millones de euros. Más la pasta que luego hay que poner en el proyecto arquitectónico y para el presupuesto anual de programación, que siempre se nos olvida contarlo. Según parece son estos demasiados esfuerzos para una zona que el actual Ayuntamiento quiere potenciar como destino turístico, seguramente cargándose cualquier resquicio de vida normal. Hace falta un equipamiento público que compense un barrio de chiringuitos que los fines de semana se convierte en un anarcoparking, atestado de Air Bnb, con un paseo marítimo que no sabemos si pedir que lo arreglen por el desastre de diseño que podrían proponer. Que tiene una espada clavada con El Balneario, que lleva dando tumbos entre las administraciones desde hace décadas. Ya está bien de invertir solo para los que vienen a vernos.

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