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Astoria, nuevo capítulo del serial

LA TRIBUNA ·

Desde un enfoque urbanístico y de expertos, no cabe duda de que nada es inamovible y de que todo es susceptible de análisis y revisión

FRANCISCO SARABIA

Miércoles, 14 de octubre 2020, 07:27

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Desde el Colegio de Arquitectos defendemos que cualquier opción no es descartable a priori, pero todos sabemos que las decisiones tomadas a primer impulso, desde una intención visceral y no suficientemente meditada, no concluyen con los mejores resultados. Con la aparición de los restos arqueológicos fruto de las recientes excavaciones, esperados por otra parte, se incorpora una nueva variable a la ecuación sobre qué hacer en el solar de los antiguos cines Astoria y Victoria. Una variable de índole técnica aderezada con matices de oportunidad se cierne sobre el capítulo que se acaba de estrenar de este serial que, como uno más de Netflix o HBO, lo estamos conociendo por entregas, a medida que se conocen nuevos datos, aunque éstos sean totalmente predecibles desde el inicio.

Como está siendo la práctica habitual en todas las actuaciones de esta ciudad, los aspectos meramente técnicos sobre el valor histórico y arqueológico que poseen los restos aparecidos, si debemos conservarlos, o incluso si sería necesario descubrir la totalidad de los mismos, deben ser premisas resueltas previamente para abordar, en una segunda instancia, la cuestión de oportunidad, que no es otra en este caso que decidir si debemos poner en valor los restos, corrigiendo así la planificación prevista sobre ese entorno urbano, también de reconocido valor histórico, ya que la configuración de la plaza que ha llegado hasta nuestros días pertenece al acervo histórico-cultural de los malagueños, a nuestro catalogado Centro Histórico.

La polémica está servida, y la sociedad malagueña no escapa a las posturas polarizadas de la vida pública en general a la hora de plantear la toma de decisiones; cualquier momento es adecuado y cualquier atisbo de debilidad en el adversario es oportunidad para obtener rédito partidista. La cuestión que ha abierto la espita del debate ha sido la conclusión de las excavaciones arqueológicas, pero no por el descubrimiento de restos arqueológicos de cierto valor, que todos sabíamos que iban a aparecer, sino porque se ha evidenciado la posibilidad de una grieta en la alianza de gobierno, que abriría la posibilidad de una derrota en votación de la mayoría que soporta el equipo de gobierno en el Ayuntamiento, la gresca política está servida. La oposición ha olido sangre y antes de contar con toda la información se ha lanzado a por la presa, ofreciendo una propuesta que, por su planteamiento, choca frontalmente con las intenciones del alcalde y con los proyectos en estudio para ese solar, se trata de que el adversario caiga a la lona. En el escaso tiempo transcurrido, apenas tres o cuatro días, no parece que ningún experto haya podido desarrollar una investigación lo suficientemente rigurosa y científica como para determinar que la importancia de los restos obliga a renunciar a construir en ese ámbito. La discusión se ha planteado apoyada en posturas contrapuestas, como es habitual, en la dicotomía entre construir un edificio o dejar la plaza completamente abierta a la Alcazaba, dándose a entender por una de las partes que cualquier edificio que se construya en ese lugar será irrespetuoso con los restos descubiertos, nada más lejos de realidad si la operación se lleva a cabo como debiera.

Desde un enfoque urbanístico y de expertos, no cabe duda de que nada es inamovible y de que todo es susceptible de análisis y revisión, como podría serlo la heredada configuración decimonónica de la plaza, pero despierta la sorpresa cuando se utilizan argumentos sustentados en la defensa del patrimonio que dan como resultado la alteración de ese mismo patrimonio a preservar, sin mayor análisis ni rigor, más aún cuando estamos a la espera de que se determine la importancia de los restos aparecidos. Podría generarse un interesante debate científico sobre qué tendría mayor valor patrimonial, la configuración de la plaza o los restos aparecidos.

En el caso de que los restos sean de gran valor patrimonial y no se aconseje su mudanza, ello no implicaría necesariamente que no se pueda edificar nada sobre ellos, sería una posibilidad, pero existen otras que deben ser exploradas. Hay muchos casos en nuestra ciudad en los que se compatibiliza el uso principal del edificio con la puesta en valor de los restos arqueológicos aparecidos. No debemos optar por propuestas precipitadas y la mejor decisión debe manejar toda la información posible; nuestros representantes políticos tienen la responsabilidad de llegar a las mejores decisiones apoyados en los informes de los expertos en las diferentes materias concernidas en cada caso, dejemos ahora que se concluyan los trabajos en el ámbito de la arqueología antes de determinar si los planteamientos sobre el edificio a construir deben ajustarse al hallazgo arqueológico, o debe modificarse por completo y de forma radical el enfoque, cuestión que reclamaría un estudio en profundidad del asunto.

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