EDITORIAL

La arquitectura como aldabonazo

Domingo, 7 de diciembre 2025, 01:00

La muerte del arquitecto Frank Gehry a los 96 años ha despertado el homenaje global a un creador singular, inspirador de edificios que recorren la ... geografía internacional y que, entre nosotros, alumbró 'el milagro Bilbao' bajo la luz de titanio del Guggenheim, convirtiéndolo en un imán para visitantes nacionales y extranjeros con el mismo poder de atracción que el arte contemporáneo que se expone bajo su imponente silueta. Gehry dejó en España otras dos obras de distinto carácter y funcionalidad -la escultura El Pez de acero y metal en el Puerto Olímpico de Barcelona y la bodega Marqués de Riscal en Elciego (Álava)-, aunque fue el museo bilbaíno, amparado por una marca artística de sonoridad mundial, el que provocó la feliz comunión entre el forjador de la obra, la ciudad que la acogía y los millones de ciudadanos que la han disfrutado desde 1997. La desaparición de Gehry y la remembranza de lo que significó su creatividad devuelven al primer plano cómo los proyectos arquitectónicos pueden revitalizar entornos urbanos y paisajes abiertos. Cómo pueden dar aldabonazos colectivos -los ejemplos menudean- aunque en ocasiones conlleven un riesgo y, en otras, desemboquen en fracasos.

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