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La aristocracia de los tiesos

A la última ·

Rosa Belmonte

Viernes, 3 de septiembre 2021, 00:31

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Lo que pasa con el aborto en Texas debería importarme tan poco como que el universo se expandiera para el Alvy de 'Annie Hall'. Ya le decía su madre lo de «¿Y a ti qué te importa? Tú vives en Brooklyn y Brooklyn no se expande». Como abortar se puede, de momento, en otro estado o en otro país, no es la prohibición lo peor (más allá de una cosa retrógrada que no le parecería bien ni a Sandra Day O'Connnor). Lo peor son las alas que se dan a la delación. La gente puede chivarse en demandas civiles. Dar por saco como siempre lo ha hecho en las puertas de las clínicas, pero ahora con un respaldo legal. Y a mí qué me importa. Como no me importa toda esa gente que va presumiendo de orígenes humildes. Hasta las narices de la aristocracia de la humildad. Se presume de padres trabajadores, de haber ido a la escuela pública. Como si se tratara de una minoría de españoles a la que proteger. Si somos casi todos. Que no hemos ido al colegio de Gales, que ya me hubiera gustado (con el Estilo o el Estudio me habría conformado). El último de esos discursos ha sido el de un periodista y guionista de 'La casa de papel'. «Somos los hijos de los de abajo. Yo soy un niño de la educación pública. Cuando envío un guion a Los Ángeles se lo envía la educación publica…».

El ascensor social suele estar averiado, pero a veces funciona. «… Mi madre cosía y mi padre era taxista. Cuando vi por primera vez que me van a pagar por mi cabeza, sentí una especie de revancha familiar y social». Sentir orgullo de tus padres y de tus orígenes está muy bien, pero el cacareo general sobre la superioridad del tieso es inaguantable. Habrá que recordar que la Reina es nieta de taxista. En Texas no pasan estas cosas.

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