Borrar

Apagón informativo sanitario

LA TRIBUNA ·

CÉSAR RAMÍREZ

Domingo, 12 de abril 2020, 10:24

Lapandemia será la asignatura pendiente que nunca aprobará el Gobierno español y, además, traerá el aprobado general como medida de crisis con la que muchos estudiantes han soñado, que tampoco es mala nota en nuestra tierra de un Plan Bolonia que está por los suelos. Esta crisis sanitaria es también un cero patatero institucional en matemáticas y estadística, aunque el virus ha hecho salir a la luz a epidemiólogos por todos lados y ha mostrado una España en la que en cada portal de cada calle alguien sabía de curvas, picos y gráficas. Vivimos en un Aló Presidente perpetuo que repite que a todos nos ha cogido el toro, lo que pasa es que algunos países llevamos la cornada dentro arrancando la safena mientras que otros llevan sólo un puntazo corrido, ahora que todavía por lo menos se nos permite hablar de toros.

En la sociedad 4.0, esta pandemia se caracteriza por el ocultismo y la desinformación. Nunca nos han dicho la verdad porque no se puede contar lo que no se sabe o no se tiene ni puñetera idea, tampoco lo que si se sabe pero interesa pervertir por interés político. Propongo un razonamiento. New England Journal of Medicine (NEJM), la publicación americana más reputada, publicaba hace 10 días que la tasa de mortalidad global tras infectarse por Covid-19 oscila en el margen del 0.25%-3%, y esto es así en cualquier sitio con un sistema sanitario y una salud pública de primer nivel. A fecha de hoy, en España se han registrado algo más de 16.000 muertos, un 10% del grupo total de contagiados que se nos dice que están recogidos como tales; estos datos estarían fuera de lo admitido como estándar por NEJM obviamente. Como parece que tenemos que asumir que los muertos son muchos más de los que nos están diciendo, mínimo el doble según han publicado ya casi todos nuestros diarios, estaríamos teóricamente por encima del 20% de mortalidad en nuestro país si siguiéramos sumando; por tanto, si hacemos una simple inferencia lo que tenemos es que abrir los ojos y darnos cuenta de que debemos estar entre uno y doce millones de contagiados reales para ajustarnos a los datos de mortalidad de NEJM, que ahí no hay engaño. Hace 10 días, Imperial College University publicaba una prevalencia estimada de infección en España de entre dos y 19 millones de casos, para una mortalidad media global estimada por ellos del 0.66%. Como podemos concluir, en un país en el que no hay test masivos tras 6 semanas de pandemia ni siquiera para los sanitarios (fue la primera recomendación del director general de la OMS), sigue sin mascarillas para trabajadores esenciales y la población en general y en el que los fallecidos no se contabilizan bien, todo lo que nos dicen cada día las fuentes oficiales carece de fiabilidad. La realidad final y dolorosa, esa sí, es que aún así tenemos la tasa de muertos por millón de habitantes más alta del mundo, 325. Una pena.

La falta de credibilidad y el oscurantismo informativo institucional han sido adobados con una manipulación emocional cuyo objetivo ha sido dirigir a la sociedad como un rebaño de borregos a un karma de que aquí no pasa nada, e incluso celebrarlo con el pésimo gusto de una serie televisiva sobre el confinamiento para desvirtuar más la realidad, que llegue un momento en el que no sepamos que es coña y que hay de verdad. Ante esto, los medios de comunicación independientes están desarrollando un periodismo de investigación e información de un nivel espectacular y los ciudadanos, los de a pie pero están en su casa, buscan beber también de las nuevas fuentes que son las redes sociales en las que los profesionales sanitarios (muchos de ellos líderes de opinión respetados y de referencia) cuentan sus experiencias del día a día, comparten conocimiento y, claro que sí, expresan con relato de denuncia aquello que piensan que lo merece; y además, como en una sociedad madura, todos los agentes, medios y profesionales, interactúan buscando hacer de la crisis sanitaria una película en lugar de un álbum de fotos. La información se genera y se consume de forma inmediata. A falta de información oficial, desinformación y caos; o sea, los ciudadanos tienen que buscar como informarse. Fácil.

Hace algo más de una semana, el SAS ha dirigido por medio de su Director Gerente a todos sus profesionales sanitarios y no sanitarios una orden del Ministerio de Sanidad de apagón informativo, en la que se reserva al Gobierno de la Nación el derecho de publicar toda la información relacionada con el coronavirus, su epidemiología y sus recursos humanos y materiales. Esto es algo sin precedentes, una auténtica vergüenza y sólo tiene como fin que no se hable y no se muestren ni difundan imágenes, videos ni información de las pésimas condiciones técnicas en las que los sanitarios están con frecuencia trabajando y de que no se cuantifique realmente el desastre real que estamos viviendo. Que no se propaguen las mentiras, dicen algunos, tratando a los españoles como tontos que no saben separar la fake -new de la creíble y que no saben documentarse para ver la fuente; no te preocupes, hijo, que ya el Estado lo hace por ti.

Yo les quiero decir a todos mis compañeros que no hay democracia sin derecho a la libertad de expresión propia ni derecho a la información de nuestros iguales, los ciudadanos; que lo contrario es, además, antidemocrático. Que tenemos que cantar y contar el nivelazo técnico y humano del trabajo que se está haciendo en los hospitales al mismo tiempo que las circunstancias infernales en las que se hace. Que esto lo podemos y lo sabemos hacer respetando la intimidad de los pacientes y sus derechos, y dentro de los normas de buen uso y estilo expresivo que nuestros colegios profesionales nos delimitan. Pero que no nos callen, por favor, que sigamos opinando y llenando de debate las redes sociales y ayudando con nuestra visión profesional y desde dentro a que los medios de comunicación puedan seguir dando el do de pecho. La historia pasada está para contarla; la actualidad, para contarla e interpretarla. Es nuestra obligación, ya que los que lo deberían hacer se ponen de perfil y nos intentan callar la boca.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur Apagón informativo sanitario