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Apagar la luz

Pablo Aranda

Málaga

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Miércoles, 3 de octubre 2018, 07:52

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En España ya casi no tenemos hijos. La media de edad de las mujeres españolas que dan a luz por primera vez se acerca a los 32 años, superando la media europea. Sin embargo ayer una joven de 21 tuvo su segunda hija, Anaís, en Madrid. En Málaga el alquiler ha subido un 11% en el último año y los hijos ocupan espacio. Al principio poco pero después crecen y hasta cierran la puerta de su dormitorio, así que la superficie común útil de la vivienda disminuye. La luz ha encadenado el tercer mes más caro de su historia, desde aquel lejano 'Hágase la luz', en la primera página de la Biblia. En la Biblia cabe todo, porque es un libro grueso con diminuta letra concentrada y las hojas son finas. Los mayores no podemos leerla porque tenemos la vista cansada. En ella Dios le pidió a Abraham que matase a su hijo y lo peor es que Abraham cogió el cuchillo para hacerlo. ¿Dónde guardaría Abraham el cuchillo? Imagino que todo un señor serio como él lo tendría alejado del alcance del niño pero después va y se dispone a matarlo. Dios no debería andar pidiendo esas cosas aunque ya sabemos que eso no es nada para el Antiguo Testamento. La luz fue hecha pero a ver quién le dice a Endesa que Dios se lo pague.

Ha terminado el verano y Málaga está en segunda. En segunda posición de la lista de provincias donde más ha subido el paro. Las vacaciones del cole coinciden con la época del año en la que hay más trabajo y cuando empieza el cole de nuevo ya no hay y encima suben los alquileres, la luz y el gas. Como para tener muchos hijos. Lo de Anaís, la niña que nació en Madrid no es noticia porque su mamá tenga 21 años y ya haya tenido otra hija antes, es noticia porque Anaís nació en la calle. A ver, no se trata de una noticia trágica de una familia desahuciada que vive en la acera sino que el taxi no llegaba. Tráfico no habría mucho porque eran las tres de la madrugada, vaya horas para nacer, Anaís, hija, ya te vale. La madre de Anaís (fíjense si no es trágica la historia que hasta iba acompañada por el padre de sus hijas) fue atendida por los viandantes. Esto parece Sodoma y Gomorra ¿cómo que viandantes a las tres de la madrugada? La ayudaron y hasta cortaron el cordón umbilical. ¿Qué instrumento usarían para cortarlo? Tal vez el padre no llamó a Abraham, pero pulsó el portero electrónico y gritó ¡abran! y pidió a un vecino un cuchillo de cortar. En Málaga las casas no están preparadas para el frío, ya saben, y los hijos se merecen calorcito y luz, y papá y mamá se merecen que pagarlos no sea un suplicio. Llegó una ambulancia (no se sabe qué pasó con el taxi) y le realizó a Anaís la prueba Apgar para comprobar que estaba perfecta. Se me ocurre una prueba para gastar menos luz: Apagar. Pero da igual. Al final: a pagar.

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