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EDITORIALES ·

La 'geometría variable' no atenúa la incapacidad de Sánchez para lograr amplios acuerdos ante el mayor desafío

Jueves, 14 de mayo 2020, 08:11

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El Gobierno afrontó ayer el pleno de control de cada miércoles esforzándose en atemperar el tono de sus réplicas a la oposición, pero sin responder ni a una de las cuestiones que planteaban las preguntas e interpelaciones. A las horas de hacerse pública su intención de tramitar la prórroga de un mes para el estado de alarma con el objetivo de completar así la desescalada, el presidente y los miembros de su Ejecutivo que intervinieron en la sesión dieron muestras de que están dispuestos a no crisparse con tal de obtener el favor del Congreso, pero en ningún caso a una mayor transparencia.

Toda gestión de crisis invita a sus responsables a reservarse una parte de la información de que disponen. Pero no hay justificación alguna para que el Gobierno se niegue a revelar el nombre de los integrantes del comité de expertos al que atribuye sus propias decisiones. Que no exponga los criterios con los que examina la situación epidemiológica y las circunstancias en que se mueve el sistema sanitario por comunidades. Que no detalle los motivos por los que unos territorios han pasado a la fase 1 y otros no. El argumento recurrente de que todas sus resoluciones obedecen a razones científicas queda en entredicho cuando elude explicarlas. La opacidad es una falla concurrente de la que participan los Gobiernos autonómicos porque los ocultamientos del 'mando único' contribuyen a ello. La naturalidad con la que los responsables públicos admiten que hay muchos más contagios que los comprobados y muchos más fallecimientos que los consignados, mientras dejan sin respuesta las preguntas de los periodistas sorteados para el final de sus comparecencias, hace temer que las actitudes descaradamente evasivas vayan a formar parte de la 'nueva normalidad'.

Pedro Sánchez apeló ayer a la unidad para salvar vidas y empleos. Puede que consiga, otra vez en el último momento, los necesarios apoyos del PNV y Ciudadanos para prolongar el estado de alarma hasta finales de junio con la promesa de que su aplicación será distinta y más atenta al parecer de los demás partidos y de las comunidades. Pero la 'geometría variable', entendida como recurso oportunista para salvar una votación, no atenúa ni la exigüidad parlamentaria en la que se encuentra el Gobierno ni la manifiesta incapacidad de su presidente para procurar acuerdos amplios ante el mayor desafío al que se ha enfrentado el país en los últimos años.

Turismo confinado

Los turistas que lleguen a España a partir de mañana, 15 de mayo, estarán obligados a permanecer catorce días en cuarentena en su alojamiento, con salidas exclusivamente para abastecerse, con el fin de evitar nuevos focos de propagación del virus. Esta medida puede volver claramente inviable el negocio turístico en este periodo y, si se prolongase, representaría la ruina del sector, según advierte la patronal turística Cehat. España recibió el año pasado a 83,7 millones de turistas extranjeros, que dejaron 92.300 millones de euros, unos ingresos que ahora se vislumbran perdidos en gran parte. Bruselas, que siempre ha visto con malos ojos las limitaciones a la movilidad, muestra una incomodidad creciente ante el endurecimiento del cierre de fronteras y, aunque la competencia es de los países miembros, ayer publicó una guía para orientar las decisiones, en la que insiste en la «proporcionalidad» de las medidas de protección frente a la crisis sanitaria, y en ella propone claramente abrir el turismo entre países que tienen riesgos similares. «Las restricciones a los viajes deben levantarse primero en áreas con una situación epidemiológica comparable y donde existan capacidades suficientes en términos de hospitales, pruebas, vigilancia y capacidad de localización de contactos».

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