No comprendo al Constitucional
Antonio Garrido
Domingo, 5 de marzo 2017, 10:38
Nunca se agota la capacidad de asombro y mira que es complicado con las cosas que hay que ver y oír en este mundo nuestro ... de la comunicación. El placer de analizar no evita un sentimiento que oscila entre la carcajada y la pena pasando por la preocupación.
Hace bastante tiempo que analicé el uso de la palabra nacionalismo y cómo se deslizaba su significado hacia el término independentismo. Los guardianes de la corrección política, ellos sabrán qué intereses les movían, algunos no santos, sin duda, llenaron los medios de comunicación con afirmaciones que invitaban a la prudencia; no eran palabras equivalentes. Eso ya lo sabíamos y también sabemos que las palabras adquieren matices y las dos palabras han llegado a funcionar casi como sinónimas y en Cataluña la voz nacionalista ha sido sustituida por independentista, lo previsto.
En estos días todo son juicios y los procesos y las sentencias son materia informativa en todos los medios, hasta en los que son llamados prensa rosa, mejor dicho, vísceras de todos colores. En este contexto se celebra el juicio al señor Homs y este argumenta en su favor que el texto del Tribunal Constitucional que prohibía la consulta del 9-N no se entendía, no era comprensible y por eso todo discurrió como discurrió.
Las palabras tienen significados diversos que cada uno interpreta como quiere pero de ahí, llegar a la ininteligibilidad de un texto del Constitucional; o es una burla o es reconocer una incapacidad personal para la comprensión radical, absoluta. Está demostrado que la prosa de las sentencias del Constitucional, como todas las prosas, se ha deteriorado mucho pero, lector, hasta llegar a ese extremo, no lo creo. ¿Y si el señor Homs quiere que lo declaren incapaz de leer y comprender? ¡Quién sabe! Lo malo es cómo ha podido estar en política tanto tiempo, alguien que se proclama analfabeto funcional. ¡Viva Valle y el esperpento! En 'Luces de bohemia' aparece la frase: «¡Cráneo privilegiado!», es de perfecta aplicación a este señor.
En el ambiente surrealista que nos rodea paso a otro asunto que me deja perplejo. En el terreno de los insultos, os aviso que dedicaré un apartado específico a este campo del lenguaje se emplean muchos recursos. El insulto es una forma lingüística que se emite para molestar al prójimo. Unas formas frecuentes son las que se refieren a los animales, repasemos algunos casos sin afán exhaustivo.
Gordura: ballena, cachalote, vaca, hipopótamo. Ignorancia: merluzo, atún, percebe, asno, mula, burro, cernícalo y el genérico bestia. Suciedad y maldad: cerdo, puerco, guarro, cochino, marrano, gorrino y animal de bellota. Es muy injusto usar a este nobilísimo mamífero con elementos negativos pero el lenguaje es libre. Infidelidad: cabrito, novillo, cabestro, venado, cabrón. Charlatanería: loro, cotorra, papagayo. Prepotencia: gorila. Molestia: ladilla, moscardón, mosca cojonera, chinche y aquí me detengo.
Los insultos donde aparecen estas palabras han tardado mucho tiempo en consolidarse y se estará de acuerdo o no, pero nadie ni puede ni debe prohibir que se empleen en el uso normal del idioma; pues bien, encuentro en las redes peticiones de que no se use el lenguaje especista, por cierto, palabra que no existe en el DRAE. Deduzco que se refiere a especie animal. ¡Cuánto dictadorzuelo del idioma! ¡Qué manía con la lengua!
Sigo con dos perlas. Una señora diputada se permite decir en la tribuna parlamentaria que: la política gobierna las vidas de los ciudadanos. ¡Vaya exageración! La política influye y mucho en lo que se refiere a las normas y leyes pero gobernar es: «Mandar con autoridad o regir algo». Dejemos que cada uno se gobierne como sepa o pueda. La segunda se refiere a un descuerdo de Podemos con la alcaldesa Carmena. La frase es rotunda: ¡Me empiezo a cagar en sus muertos! Ya salió lo escatológico, no podía faltar. En otra frase encuentro cagar: La cagaste. Burt Lancaster que es también el título del segundo disco de Hombres G.
¿Es que el actor la cagaba con frecuencia?; es decir, se equivocaba, no hay constancia. Fue un excelente intérprete que forma parte de la historia del cine con mucha dignidad. Se trata de un ripio, de una palabra que se emplea para conseguir la rima y nada más. Lo mismo sería decir: La cagaste. Bonaparte. Dejo para el final una frase que me envía Francisco Gámez: Para ti la perra gorda. En 1870 se acuñó por vez primera una moneda que equivalía a diez céntimos de peseta. En la cruz aparece un león con el escudo de España. Las gentes empezaron a llamarla perra, por humor o por lo escuálido del animalito. Se calificó como gorda porque a la de valor inferior, cinco céntimos de peseta, se la llamó perra chica. En una discusión es decirle obstinado al receptor y darle muy poco valor al mismo tiempo.
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