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FLASHBACK

'Toni Erdmann', esa obra maestra

Txema Martín

Sábado, 21 de enero 2017, 10:06

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Por fin, como un plato precalentado en otro de los retrasos a los que nos tiene acostumbrados la distribución cinematográfica en nuestro país, llega a los cines malagueños la gran comedia del año. Después de un exitoso peregrinar por festivales y por pantallas de todo el mundo, 'Toni Erdmann' se ha coronado como la gran comedia europea de los últimos años. La lista de galardones que ha cosechado hasta ahora es digna de asombro y su Oscar a mejor película de habla no inglesa se da casi por seguro, después por cierto de la inexplicable ausencia de 'Elle' en esta categoría (no así en mejor actriz, donde Isabelle Huppert sigue acumulando papeletas). Después de esta inesperada unanimidad de la crítica tanto europea como norteamericana, nos preguntamos qué tiene esta película alemana que dura cerca de tres horas, con actores desconocidos para el gran público y con un metraje en su mayor parte localizado en Rumanía. Cabe preguntarse: ¿es 'Toni Erdmann' tan buena como dicen?

Pues sí. Las alabanzas no son exageradas. Incluso se quedan cortas. Pocas veces hemos visto en el cine reciente una película que trate unos temas tan profundos con semejante naturalidad en las formas. 'Toni Erdmann' es una comedia insólita e irreal, de un humor absurdo y disparatado que no se detiene en los tiempos muertos típicos en el cine europeo ni está desde luego tan encantada de haberse conocido ni tan convencida de estar haciendo arte. Aquí, al contrario, la película es un derroche de sencillez que sorprende al espectador con unos giros de guion absolutamente gloriosos e inesperados, cambios de tono que deambulan entre la risa y la tragedia, y un largo etcétera de atrevimientos narrativos que no descarrilan en ningún momento. Al contrario, cada uno de los ingredientes que van sazonando esta delicia fílmica sólo consiguen enriquecerla aún más. Y esto ocurre en todos los choques que la película plantea, desde la relación entre los hijos adultos y los padres cada vez más mayores que empiezan a perder un poquito la cabeza mientras se quedan solos. O entre los jubilados y los altos ejecutivos. O entre los alemanes y los rumanos. Es una delicia ver cómo se van provocando situaciones ridículas hasta los límites más insospechados en una trama que se cruje sin romperse. La película atesora además algunas secuencias que entran en una categoría de inolvidables, y hay donde escoger gracias a los deslumbrantes picos narrativos que van trufando todo su metraje. Por citar sólo una, la versión que hace la protagonista de una canción popularizada por Whitney Houston, 'The Greatest Love of All', es uno de los mejores momentos que se pueden encontrar en el cine de los últimos diez o veinte años. Un disfrute absoluto.

La directora de 'Toni Erdmann', Maren Ade, a la que conocimos por su segunda película, 'Entre nosotros' (2009), ha reconocido en varias entrevistas que nunca tuvo la intención de hacer una comedia, sino que fue el proceso de montaje el responsable de otorgar más peso a las increíbles situaciones que provoca. Simplemente le ha salido así. Queda demostrado otra vez que la comedia es sólo cuestión de ritmo.

Los alemanes tienen sentido del humor

El cine europeo, y más concretamente el alemán, no está reconocido por ser precisamente una mina de oro de carcajadas, pero eso no quiere decir que los autores germanos no tengan sentido del humor; quizá sólo lo demuestran menos. Hay pocas comedias alemanas que hayan traspasado sus fronteras y puede que el gracejo germano sea muy particular. El cine alemán es responsable de una de las comedias europeas más importantes de la primera década del siglo, la venerada 'Good bye Lenin' (2003), cuyo director no ha vuelto a levantar cabeza desde entonces. Entre otras muestras más recientes de comedias alemanas, que es verdad que tampoco son muchas, cabría destacar la estupenda 'Oh, boy' (2012), una película digna de cualquier reivindicación, y la más reciente 'Ha vuelto' (2015), una irregular sátira sobre las cosas que pasarían si el mismísimo Hitler despertara en la más estricta actualidad. La comedia no es precisamente un rasgo distintivo del cine alemán -ni del europeo, en general- pero cuando una película está tan bien hecha como 'Toni Erdmann', poco importa de dónde venga.

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