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GUADALQUIVIRIA

Políticos fugaces

Maria Dolores Tortosa

Martes, 6 de diciembre 2016, 11:57

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LOS referéndum los carga el diablo. A la vista de lo acontecido a Matteo Renzi, émulo de la vanidad de David Cameron, cabe pensar que las consultas populares son como las escopetas de caza. Si no se ajustan bien, el tiro puede salir por la culata. Es lo que le ha pasado al primer ministro italiano. Renzi, la gran esperanza de la socialdemocracia europea, apostó por reducir las poltronas de los políticos y se ha visto obligado a dejar la suya. Aún sin ser candidato hizo del referéndum para cambiar el sistema político italiano su primera vez ante las urnas, y estas le han dicho «ciao bambino...». No se puede ser más torpe. Con su marcha se confirma la maldición que se cierne sobre la política europea desde que comenzó la crisis. No hay quien dure. Salvo la excepción en formol: Angela Merkel.

Cameron es conservador y Renzi progresista. No tienen nada que ver en lo ideológico, pero sí en la actitud personal. Será un mal generacional. Los dos apostaron fuerte sobre sí mismos, cuando el proyecto que defendían valía más. Le salió bien a Alexis Tsipras, es cierto. Pero hasta ahora, ha sido el único. Le salió mal a Cameron con el Brexit. A la 'cagada' italiana le llaman ahora 'Ren-exit'. Le salió también mal a Santos en Colombia.

Ante el panorama, Françoise Hollande, astuto como su perfil de ardilla revela, ha decidido no presentarse a la reelección tras solo cuatro años en el poder. Ahí está otro candidato de la generación maldita, Manuel Valls, dando el salto para disputar a un hombre de 62 años de la derecha francesa, Françoise Fillon, la poltrona del Elíseo.

Los mandatos efímeros se han convertido en la adrenalina de la política. Siempre mirábamos con envidia el sistema americano, en el que un presidente por malo o bueno que fuera no duraba más de ocho años. Una eternidad ahora, solo de pensar en Donald Trump gobernando ocho años en la Casa Blanca. Aznar imitó el sistema americano y Zapatero también. No se si será un consuelo para algunos que Rajoy planee hacer lo mismo, no repetir otras elecciones.

Aunque no a Rajoy, la fugacidad en el poder persigue a otros políticos también en España. Pedro Sánchez es un ejemplo. Renzi me lo ha recordado. Apostó como él mirándose al espejo, sin contar con los suyos, como el italiano, y perdió. Le ganó Susana Díaz. Por ahora. La andaluza se enfrenta también al dilema de la fugacidad con la misma maldición. El suyo ha sido un ascenso meteórico. Hace solo cuatro años era casi una desconocida en la política nacional. Ahora quiere dirigir el PSOE. Muchos piensan que es la más capacitada para liderar el maltrecho PSOE, pero para ello también habrá de pasar por una consulta. O quizás se libre de la escopeta de caza. Veremos.

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