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LA ROTONDA

Turismo o barbarie

Héctor Barbotta

Jueves, 7 de julio 2016, 09:31

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UNA de las cuestiones que no nos permite ser optimistas en la batalla que el mundo civilizado -el occidental y también el oriental, cuya ofrenda de muertos y sufrimiento es sensiblemente mayor- libra desde el inicio de este siglo contra el terrorismo globalizado es que los malos demuestran en todo momento tener unos claros objetivos a largo plazo y una estrategia para alcanzarlos, mientras que los gobiernos ponen en evidencia una y otra vez sus dificultades, cuando no su desinterés, en pensar más allá de cuatro años vista. El 'Brexit', última exhibición de la irresponsabilidad, la frivolidad y la cortedad de miras de buena parte de la clase dirigente de lo que podría llamarse 'mundo civilizado', es el más reciente ejemplo, que no el único, de ese peligroso contraste.

Es verdad que a favor de los terroristas cuenta que es mucho más sencillo destruir que construir y que la diversidad de pensamientos muchas veces divergentes que enriquece las sociedades civilizadas constituye una dificultad añadida a la hora de establecer una estrategia frente a la creencia dogmática, dicotómica, maniquea y simplificadora en la que se asienta el adoctrinamiento terrorista.

Sin embargo, ello no debería hacer perder de vista que esa diferencia entre la visión a largo plazo con la que actúan los terroristas y la cortedad de miras de la mayor parte de los gobiernos es lo que ha puesto a la civilización a la defensiva.

En ocasiones se ha podido considerar que cuando los yihadistas ametrallan a los bañistas de una playa de Túnez, emboscan un autobús con turistas en Egipto, siembran el pánico en un hotel de Nueva Dheli o más recientemente degüellan a un grupo de extranjeros en un bar de Bangla Desh lo hacen desde una concepción xenófoba de 'muerte al extranjero' , por la simple indefensión de las víctimas que las convertía en un objetivo sencillo o por atentar contra un sector económico estratégico.

Pero ayer, en el foro de SUR, el secretario general de la Organización Mundial del Turismo explicó algo que posiblemente sabíamos pero que ante esta realidad sirve para entender mejor el porqué de esos ataques. Viajar nos hace más cultos, nos ayuda a abrir los ojos y a entender al diferente, nos hace mejores personas. El turismo no sólo crea riqueza y es en muchas regiones del mundo la única posibilidad para salir de la pobreza. También es, aunque la mayor parte de los gobiernos lo minusvaloren y lo sigan tratando como una actividad subalterna, una de las mayores expresiones de la civilización moderna. Por eso lo atacan. Saben lo que hacen.

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