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LA TRIBUNA

Crónica desde la Prehistoria

El éxito de este proyecto es el mejor ejemplo de que en Andalucía y en España no estamos condenados a hacer las cosas mal

FEDERICO SORIGUER / MÉDICO. MIEMBRO DE LA ACADEMIA MALAGUEÑA DE LAS CIENCIAS

Domingo, 3 de julio 2016, 09:38

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A estas alturas los lectores de SUR conocen bien que el sitio de los Dólmenes de Antequera está a punto de ser reconocido por la UNESCO como patrimonio singular de la humanidad. Con este motivo todas las Academias de Málaga y numeroso público se reunieron el pasado día 22 de junio en el Aula de Cultura de El Corte Inglés para oír de primera mano la historia de cómo se ha llegado hasta este momento. Y de esto se encargaron Margarita Sánchez Romero y Bartolomé Ruiz. Margarita Sánchez Romero es profesora de Prehistoria de la Universidad de Granada y fue directora de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura los años en los que se presentó el expediente que la Unesco está ahora a punto de culminar. La profesora Sánchez Romero hizo un breve pero intenso recorrido del expediente presentado a la UNESCO, haciendo énfasis en la importancia que ha tenido el acuerdo de las tres administraciones, la municipal, la autonómica y la nacional. Bartolomé Ruiz es el actual director de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera y director del Conjunto Arqueológico de los Dólmenes de Antequera. Bartolomé ha sido uno de los artífices de que estemos a punto de tener el primer Bien Cultural Singular de la Unesco en el área de la Prehistoria, dentro del territorio continental europeo. Pero también y sobre todo, hizo hincapié en que nada de esto se hubiese conseguido sino se hubiera generado en los últimos tiempos un gran cuerpo de información científica sobre los dólmenes. Con el énfasis en la investigación científica Bartolomé Ruiz ponía el dedo en esa llaga que tanto tiempo lleva supurando por el costado de la historia de España. El conocimiento científico es imprescindible para enfrentarse a los grandes retos que el país tiene planteados, sean históricos, como el que nos ocupa, ya sean tecnológicos. A pocas personas como a Bartolomé Ruiz le cuadra aquel viejo dicho de D. Santiago Ramón y Cajal de que la constancia es la inteligencia de los pobres. Porque, los que conocimos a Bartolomé Ruiz hace cuarenta años, siendo un joven postgrado, sabemos que el éxito de hoy no es más que el final feliz de la historia de una pasión: la arqueología.

Sobre los dos cayó, como correspondía, el peso de la presentación pero era aquel una acto público en donde la prehistoria se daba la mano con la sociedad civil allí representada por José Manuel Cabra de Luna, presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, quien hizo ver como el proyecto de los Dólmenes de Antequera era el triunfo de la cultura sobre la ignorancia y el mejor ejemplo de que hay cosas que hacemos bien en éste país, lo que debería ayudar a librarnos de nuestro congénito pesimismo. Quintín Calle Carabias, presidente de la Sociedad Erasmiana de Málaga, desde su condición de lingüista, advirtió que aquel gigantesco reto tecnológico solo fue posible por la existencia de un lenguaje que permitió que los sueños se transformaran en realidades tangibles. Fernando Orellana, presidente de la Academia Malagueña de Ciencias, nos recordó a todos que los grandes proyectos son siempre el resultado de grandes hombres y entre ellos Manuel Cascales Ayala que ha fallecido unos días antes del reconocimiento universal del sitio de los Dólmenes al que había dedicado buena parte de su vida. Al fin y al cabo si hemos llegado hasta aquí podríamos decir con Einstein, ha sido porque hemos viajado por la historia a hombros de gigantes como D. Manuel. En fin José María Ruiz Povedano, presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga y Benito Valdés Castrillón, presidente del Instituto de Academias de Andalucía, quien clausuró el acto, coincidieron en la importancia del reconocimiento de la UNESCO que va más allá del propio conjunto megalítico pues también lo hace y es esa su singularidad, de todo el espacio natural, incluido la Peña de los Enamorados y el Torcal de Antequera sin los cuales no se podría entender el significado de los Dólmenes.

El reconocimiento de este proyecto por la UNESCO no es solo un éxito a la investigación científicas española y andaluza, que lo es, sino también al trabajo organizativo y al compromiso público contraído por todas las administraciones. El éxito de este proyecto es el mejor ejemplo de que en Andalucía y en España no estamos condenados a hacer las cosas mal. Porque es, sobre todo, un éxito cultural en su más amplio sentido, pues aquel mensaje lanzado por aquellos antepasados hace cinco mil años hoy se está comenzando a descifrar. De alguna manera aquel mensaje está llegando a su destino. Porque aquellos hombres que iniciaron aquel gigantesco proyecto hace cinco mil años estaban pensando en nosotros. Es por esto que la prehistoria, la arqueología, la paleontología o la biología evolutiva se han convertido en disciplinas que con su escrutinio del pasado están contribuyendo a conocer la naturaleza humana, tanto o más que todos los empeños metafísicos anteriores. Bartolomé Ruiz explicó que una de sus mayores satisfacciones las recibió al comprobar que en Turquía dentro de unos días, además del proyecto de los Dólmenes de Antequera, se presenta para ser reconocido como Patrimonio Singular de la Humanidad, la obra completa del arquitecto francés Le Corbusier quien en la dedicatoria de su visita a los Dólmenes hace más de cincuenta años dejó escrito: 'A mis ancestros'. Una dedicatoria a aquellos arquitectos originales que, probablemente le inspiraron su famoso módulo L, símbolo que es también el saludo en el lenguaje de los signos que representa mejor que ningún otro el significado profundo de los Dólmenes y con el que Carmen Íñiguez Sánchez, coordinadora del ciclo del Aula Cultural de El Corte Inglés y todos los presentes en una especie de conjuro colectivo, despidió el acto.

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