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VOLTAJE

Los tantos

Ahora, los profesores que acaten las normas de la RAE serán perseguidos

Txema Martín

Martes, 5 de abril 2016, 09:45

La Junta de Andalucía, en uno de sus históricos intentos de tratar de solucionar los problemas que nadie tiene, obligará ahora a los profesores a que empleen un lenguaje 'no sexista' mediante una serie de normas de obligado cumplimiento. Algunas podrían ser de sentido común, pero otras son inimaginables. Habrá inspectores que velen por el empleo sistemático de expresiones como «los niños y las niñas» en una nueva oleada de expresiones repetitivas y supuestamente exclusivas que, por otra parte, contravienen la recomendación del uso del castellano. Así, la Junta ha dibujado para nuestra comunidad una realidad terrorífica: los profesores que acaten las normas y las recomendaciones de la Real Academia Española serán perseguidos por la Administración.

Esta moda no es en absoluto una novedad, pero pocas veces una decisión sobre un sector como la Educación había encontrado tanta oposición por los especialistas en la lengua y por los propios profesores. No hay que salir de la RAE para seguir 'enfrentándonos al machismo'. Su último integrante, Félix de Azúa, ha hecho unas declaraciones en las que dice que Ada Colau debería estar sirviendo en un puesto de pescado. Se ignora que en la misma entrevista Azúa hacía una interesantísima disertación sobre el desprecio a la lengua por parte de las élites, pero esto tendría menor importancia. Ante la dificultad de enviar a alguien a algún sitio sin resultar despectivo, Azúa quizás se equivocó de sector. ¿Le acusaríamos de machismo si la hubiera mandado a la mierda? Probablemente, no. Y quizá esté ahí alguna de las claves, que es una lenta paranoia de distracción que se viene arriba cuando alcanza el poder.

Hay un tercer chasco para la infancia, para los niños y para las niñas: Libritos, la librería malagueña en la que varias generaciones compraron su primer libro, pone fin a su actividad después de más de treinta años. Algo parecido a lo que le pasa a Candilejas, la última tienda de discos de la capital. Los propietarios ven más rentable la venta de parafernalia turística en lugar de la librería, algo que por otro lado ya no debería extrañarnos. Tampoco hay que ponerse apocalíptico; muchos pensamos que ahora los niños leen más, pero con la poca afición a gastar y con la situación que tenía Libritos era cuestión de tiempo.

Al final, estamos entre todos lanzándonos los indicios de estar en el génesis de una novela distópica donde no quemamos la cultura, sino que la sumergimos en fritanga. Pescadería. Incluidos los diccionarios. Por eso da la impresión de que este revolucionario II Plan de Igualdad de Género de la Junta de Andalucía, que jamás podría confundirse con el primero, tiene ingredientes para sumergirnos también en esa paranoia que como decíamos es lenta. Habrá para todos y para todas. Para la totalidad.

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