PÁGINAS INCOMPLETAS
JOSÉ MANUEL BERMUDO
Jueves, 28 de enero 2016, 09:59
EN el momento de escribir este artículo faltan todavía unas horas para que se cumpla la hora límite dada a los condenados por el caso ... Malaya para que ingresen en prisión, por lo que es imposible conocer si todos los citados en centros penitenciarios han cumplido la orden o si se ha dado algún caso 'Carlos Fernández', ya saben, el de escapar a última hora de la Justicia. En todo caso, ahora que usted lee estas líneas es posible que ya se conozcan todos los detalles.
Es una fecha en la que, en teoría, se pone fin a una larga página de nuestra historia local, con evidente trascendencia nacional, y en la que durante largo tiempo fuimos señalados como centro de la corrupción de un país en el que después se han sucedido otros casos que han dejado pequeño a los 'malayos'. Sin ir más lejos, en los dos últimos días hemos vuelto a ver a destacados políticos y empresarios valencianos ser detenidos por las fuerzas de seguridad en macro operaciones que tienen como telón de fondo la utilización de dinero público para el enriquecimiento personal. Es decir, algo que aquí conocimos antes que en otros sitios, aunque ahora oigamos hablar de otras magnitudes de dinero y de comportamientos, superando algo que parecía difícil. Y la verdad, no es ningún consuelo saber que el caso Malaya ya no es el primero de la lista, porque la operación 'Taula' o los casos de los 'eres', 'Bárcenas' o 'Bankia' se han puesto por delante, más lo que queda. No olvidemos, por ejemplo, que el caso 'Astapa', en Estepona, cuenta con más imputados (si todavía es válido llamarlos así), que el propio Malaya. La Fiscalía Anticorrupción considera que este caso es 'complejo' y que esta declaración debe servir para aumentar los plazos que la actual ley da a la instrucción de los casos penales, porque si no habría que ir a juicio con los datos que se tuvieran en los próximos seis meses, y sería absolutamente insuficiente y, por tanto, injusto en su tratamiento.
Una de las causas que siempre achacamos a la administración de justicia es la de prolongarse en el tiempo excesivamente, lo que puede influir en el resultado final de las sentencias, que al llegar tarde pueden considerarse injustas. Pero quizás sea peor limitar el tiempo de la instrucción y de las fijaciones de juicios, porque acudir a ellos sin las pruebas suficientes y sin el trabajo completado no permitiría impartir la Justicia como es debido. Es decir, que más bien se trata de una cuestión de medios suficientes para funcionar, medios humanos y modernización material y tecnológica de nuestros juzgados. Claro que habrá quien reflexione que no serían necesarios tantos si el comportamiento de nuestros representantes públicos y de los ciudadanos en general (vamos a meternos todos) siguiera una línea ética muy diferente. Posiblemente esa línea la continúen la mayoría de personas de este país, pero los casos de irregularidades que saltan con tanta frecuencia a la actualidad solapan el trabajo de quienes cumplen con su obligación. Ver lo realmente bueno y positivo parece mucho más complicado para nuestros ojos que aquellos comportamientos que rechazamos.
Decía líneas antes que, en teoría, hoy es un día para pasar página, lo que mucha gente desea para no ver el nombre de su ciudad siempre mezclado con estas situaciones, pero siempre queda algo pendiente. Además de otros casos judiciales parecidos, entre otras cosas los pagos que durante muchos años Marbella tendrá que hacer para paliar actuaciones anteriores. Por ejemplo, la deuda con la Seguridad Social y con Hacienda, porque durante quince años no se hicieron los abonos correspondientes (cómo durante tanto tiempo nadie se preocupó de esto: partidos, administraciones y sindicatos). Se han aplazado los pagos, pero perdonar nadie perdona nada. Y los cien millones a la Junta de Andalucía, y los que se afrontan a otra escala a consecuencia de convenios mal hechos o concesiones irregulares. A veces parece que se puede hacer borrón y cuenta nueva de un plumazo, pero resulta difícil. Además, miedo le tengo a cuando salgan de prisión determinados personajes de esta trama y comiencen a peregrinar por algunos programas televisivos contando miserias que les vuelvan a reponer sus bolsillos. O sea, más de lo mismo. ¡Señor que cruz!
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