EL MIRADOR

Perdiendo el centro

El discurso populista a izquierda y derecha al final genera campañas más atractivas y efervescentes

Teodoro León Gross

Martes, 15 de diciembre 2015, 12:11

Durante semanas ha cundido la idea de que éstas serían las elecciones del 'centro', después de años batallando en el eje izquierda/derecha. Incluso la ... progresión estelar de Rivera hizo subir su cotización como trasunto de Adolfo Suárez, el piloto de la Transición que se presentó a las primeras elecciones generales diciendo «pertenezco por convicción y talante a una mayoría de ciudadanos que desea hablar un lenguaje moderado, de concordia y conciliación» y que cerró la campaña con un alegato contra los demagogos. Ganó su Unión de Centro Democrático con 165 escaños sobre 118 de PSOE y 16 de AP. Sin embargo, las encuestas parecen enmendar esa percepción. Incluso ya apuntan a que Ciudadanos puede quedar por detrás de Pablo Iglesias, en una corrección que algunos interpretan conspiranoicamente: una vez desactivado Podemos y garantizada la continuidad del PP en el poder, ya no interesa Ciudadanos.

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La lectura de los sondeos sugiere, en fin, que el centro se descose y el voto tiende a polarizarse: sube Podemos, hasta pelear con Snchz y Rivera, y se consolida el PP, a quien la ciudadanía ve incluso más lejos del centro que al partido de Pablo Iglesias: 8,26 sobre 10. El eje derecha-izquierda recobra vitalidad. François Bayrou, el líder de Mouvement Démocrate, advirtió tiempo atrás sobre este vacío amenazante en el continente: «El centro-derecha se ha deslizado hacia la derecha y el centro-izquierda hacia la izquierda, pero Europa siempre se ha hecho en el centro». Él mismo se ha visto sepultado por Le Pen. Y aquí Rajoy ha entendido que le conviene más un rival inquietante que un moderado seductor. De ahí su campaña light hacia Podemos, incluso con gestos cariñosos a Pablo Iglesias animándole con un «vais bien» tras el debate, mientras fustigaba a Rivera en la frontera central. En definitiva, éste sí que le quita votos. Eso sí, empieza a correr el riesgo de pasarse de frenada porque ha de sumar 176.

El discurso de tendencia populista a izquierda y derecha al final genera campañas más atractivas y efervescentes. Tampoco Rivera parece haber acertado con la estrategia, ya que el CIS detecta y castiga su desplazamiento conservador. Cierto que ha soportado una propaganda dura, con la etiqueta de Falangito, pero también ha cometido errores tácticos desde el hiperpersonalismo. Está por ver qué sucede con los indecisos -dos de cada tres se ubican en la franja del 4 al 6- pero en todo caso parece diluirse el duelo en el centro, incluso lo que Hans Küng, defensor del 'radicalismo centrista', ha denominado «ética del término medio razonable», vinculada a la moderación. Crecen los extremos, quizá porque en los extremos, como dijo uno de esos británicos clarividentes, se puede dejar de pensar. Mal asunto. No por la suerte que corra Rivera, claro está, sino por la amenaza de una legislatura radicalizada.

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