¡Que viene el tripartito!
Claro que es inmoral, como cualquier mentira, pero el PP trata de frenar a Ciudadanos y no vacilará
Teodoro León Gross
Jueves, 10 de diciembre 2015, 12:59
Goebbles se mantiene -sin citar, claro- en cualquier vademecum de marketing electoral. Su primer mandamiento es -sin citar, claro- un básico intemporal: 'una mentira, si ... se repite mil veces, acaba por convertirse en verdad'. A golpe de insistir, la gente asume que es real y desarrolla juicios de valor, como explica Guy Durandin en su gran ensayo sobre la propaganda totalitaria. Así funcionan las leyendas urbanas, como 'la niña de Ricky Martín en el armario con la mermelada y el perrito': un público persuadido de haber visto algo inexistente y escandalizado. Así sucede con el 'derecho a decidir', ficción que el nacionalismo catalán ha logrado hacer creer a su clientela. Y ahora es la estrategia del PP con el 'tripartito'. Repetir y repetir la idea hasta que parezca real. Gritar ¡que viene el tripartito! como en la vieja historieta infantil, para asustar al electorado conservador con un eje del mal. Todo un acierto de los cabezas de huevo de Génova. Sí, claro que es inmoral, como cualquier mentira, pero el PP trata de frenar a Ciudadanos y no vacilará por una mentira más o menos. Urge golpear ahí, haciendo oídos sordos a los desmentidos.
La estrategia se proyecta, a la vez, sobre otra mentira: 'debe gobernar la lista más votada, es lo democrático'. A golpe de repetición, muchos creen que es así. Sin embargo, tras las elecciones municipales, el PP ha hecho pactos en 160 ayuntamientos contra la lista más votada. Ah, pero no hay que permitir que la realidad te estropee el argumento. Con lo que llaman 'pactos de perdedores', conquistaron Madrid o liquidaron a Ibarretxe. Pero el PP insiste ahora en ese mantra a partir de una premisa obvia: ellos serán la lista más votada. Y a base de repetir que 'es lo democrático' -lo mismo que Artur Mas: 'lo democrático es dejar votar a los catalanes'- puede llegar a parecer cierto. Pero no. El sistema español es parlamentario, no presidencialista, y por tanto consiste en sumar mayorías. Así figura en la Constitución, cuya literalidad, claro, sólo es sagrada cuando conviene.
La campaña ya no es cuatro contra cuatro, sino una guerra de fronteras. La primera víctima es Sánchez, con flancos descubiertos hacia Podemos y Ciudadanos, que están cosechando un botín de votos a costa de su debilidad a izquierda y derecha. Ahora el PP señala a Rivera como rival, ante la fuga de voto moderado joven. Si C's es tercero, cuentan con el Gobierno; pero temen que sea segundo y se convierta en alternativa. Por eso el PP hará la operación 'Salvar al soldado Sánchez' para evitar que el PSOE se hunda más a favor de Podemos o Ciudadanos. Los cuatro puntos de caída en el CIS en apenas un mes acojonan a los estrategas de Génova. No interesa un PASOK en caída libre. Ahora el problema es C's y le atacan con la estrategia infantil de ¡que viene el tripartito!
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