¿Y si De la Torre sí merece esto?
Al alcalde se le ve desfondado, sin adaptarse a la lógica democrática de mandar en minoría
Teodoro León Gross
Lunes, 23 de noviembre 2015, 12:47
Hay, de un tiempo a esta parte, una corriente de victimización del alcalde. Se trata de una reacción sentimental ante las dificultades políticas por las ... que atraviesa el dirigente de edad patriarcal, elegante, de trato respetuoso, con un compromiso apasionado por la ciudad. Ayer el subdirector del periódico le dedicaba un comentario con valor de homenaje: 'De la Torre no se merece esto'. Pero, más allá de la tentación sentimental de exculparlo, ¿Y si De la Torre sí merece esto?
La argumentación de J.Recio, con una solvencia marca de la casa, parte de la idea de que De la Torre ('el mejor alcalde de Málaga') es «víctima de un juego diabólico de los partidos de la oposición» . Una tesis polémica: oposición culpable, alcalde víctima. En realidad hay un factor que De la Torre no ha asumido, y quizá tampoco sus partidarios: está en minoría. No por decisión de la oposición, sino de los ciudadanos. Y en minoría no se puede gobernar con el rodillo al margen de la aritmética. Esto es de Primero de Democracia. De la Torre, tras firmar un pacto con Ciudadanos sin coacción de nadie, ha pecado de escasa flexibilidad. Sí, ha llegado a acuerdos puntuales con el PSOE o Podemos, y eso es legítimo, pero tan legítimo como cuando Ciudadanos vota con ellos. Sólo hay algo que obliga a De la Torre y C's, por igual: lo pactado. Pero De la Torre insiste en tantear la deslealtad. En lugar de renegociar cambios (los directores de distrito o el Instituto del Libro) trata de huir de su propia firma. De hecho tiene inclinación al donde-dije-digo, como ahora sucede con el Metro. Y usar a los ciudadanos como coartada -se pueden enumerar decenas de asuntos en los que actuó desoyéndolos- delata la búsqueda de un parapeto populista.
En la web dominical de Sur, sobre el titular 'De la Torre no merece esto', se leía una crónica retrospectiva: 'Aquellas elecciones de 1977.'. Y allí aparecía De la Torre. Al despertar la Transición -parafraseando a Monterroso- De la Torre ya estaba allí. Va para medio siglo, desde el crepúsculo del franquismo; y ha cometido el error de no ver el momento de la retirada. Pudo hacerlo en 2011, en plena gloria tras diez años en el cargo, y en 2015, tras un mandato ya bastante fallido. Sólo él es responsable de haber continuado, desconectándose además de su partido. Ha sido un buen alcalde (le ha correspondido la parte más lucida, embellecimiento, fachadas, peatonalizaciones y centros culturales con fondos europeos; aunque el trabajo duro de urbanismo, acerado, saneamiento, depuradoras, equipamientos básicos, proviene de los ochenta.) pero se le ve desfondado, sin adaptarse a la lógica democrática de mandar en minoría. No es víctima de una oposición diabólica sino de sí mismo. A nadie le gusta la decadencia de un gran servidor público, pero el sentimentalismo no puede ser nunca la coartada de una mala gestión.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión