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EL MIRADOR

La gran estafa

Tras del cartón piedra de los stands hay cifras que desmienten el éxito del modelo económico en Málaga

Teodoro León Gross

Jueves, 5 de noviembre 2015, 12:57

Málaga ha llegado a ser, rueda rodando, la provincia de la península con menos empleo industrial. No es fácil lograr un hito así. En definitiva ... Málaga llegó a ser en el siglo XIX la segunda zona más industrializada de España, tras Barcelona, con un paisaje humeante desde los Altos Hornos de Heredia a la Ferrería La Concepción de Marbella, de los Ferrocarriles de Loring a los textiles La Aurora de los Larios, entre fundiciones y eléctricas. De aquello sólo quedan algunas chimeneas sobre la playa con un priapismo que algunos disfrutan como si se tratara de viagra sentimental, para recordar que alguna vez las tuvimos más grandes que nadie. Pero las cifras no engañan; la tasa de trabajadores fabriles, con empleos más cualificados, estables y mejor pagados que en los servicios, sólo es peor en Canarias, entre plataneras y sombrillas, y los 'noterritorios' de Ceuta y Melilla. No era fácil competir y derrotar a lo campos infinitos de Ciudad Real o las montañas indesmayables de Huesca, pero aquí se ha logrado hundir la población industrial a menos del 5%. En lo que baila un palote del XIX al XXI, las cifras se han volteado. Ha bastado un siglo para alcanzar ese nivel impropio de un lugar desarrollado. Incluso en el franquismo se apostó por Málaga -Intelhorce o Amoniaco- pero desde la Transición se ha impuesto el modelo de 'el chiringuito de Europa'. La Málaga industrial ha quedado barrida por un temporal de miopía política.

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