Descortesía Mundial
Gámez y Cassá se negaron a fingir ante el Pritzker, Medalla de Oro de la Unión Internacional de Arquitectos
Teodoro León Gross
Jueves, 29 de octubre 2015, 12:36
María Gámez y Juan Cassá plantaron el martes al arquitecto Rafael Moneo, cuando visitó Málaga para ponerse a disposición de los grupos políticos y explicarles ... su proyecto de hotel en Hoyo de Esparteros. Si el arquitecto creía que esos dos líderes iban a plegarse a acudir a un besamanos humillante, simulando respeto, se equivocaba pecando presuntuosamente de narcisismo petulante. ¡Así son los grandes líderes de esta ciudad! Una de sus señas de identidad es saber estar por encima de las pequeñeces; de modo que no se prestaron a la genuflexión, a diferencia de Ysabel Torralbo y Eduardo Zorrilla que sí acudieron junto al alcalde quizá con la idea viejuna, como don Quijote, de que en la cortesía siempre es mejor una carta de más que de menos. Por el contrario, Gámez y Cassá supieron elevarse sobre el venerable arquitecto, Premio Pritzker, Premio Príncipe de Asturias, Decano en Harvard durante década y media, que actuó con su humildad característica; sin dramatizar el gesto ni siquiera al nivel de Mr. Darcy en 'Orgullo y Prejuicio':
-¿Puedo preguntarle por qué me rechaza sin fingir algo de cortesía?
Gámez y Cassá se negaron a fingir ante el Pritzker y Medalla de Oro de la Unión Internacional de Arquitectos. ¡Pamemas! Esos honores no significan nada para ellos; como para tantos en Málaga que tratan a Moneo con tono perdonavidas. En todo caso éste, lejos del tipo de arquitecto estrella del poder retratado por Deyan Sudjic, ha exhibido una actitud razonable y rigurosa, a la altura de su prestigio como proyectista y de la calidad contante de su obra, y ahí queda la Biblioteca de Deusto o el edificio de ciencias de Columbia University. Por supuesto eso no basta para engañar a María Gámez y Juan Cassá, dos líderes por encima de esas menudencias.
-En fin, disculpen lo de llamarles líderes, pero es que no les conocemos bien.
Más allá del sarcasmo, prestado por Groucho, en este debate sí hay un buen debate. Va de suyo que es respetable defender La Mundial. Por mi parte, discrepo. Tiendo al conservacionismo, pero, honestamente, la defensa de La Mundial me parece sobreproteccionista: hay cientos de edificios del XIX como ése, algunos magníficos, otros más o menos vulgares; y La Mundial no es excepcional. Creo que el edificio del siglo XXI de Moneo aporta más que ese edificio del siglo XIX; y en todo caso su solución, reconstruyendo La Mundial al reordenar Hoyo de Esparteros, tiene sentido. Pero desde luego es un tema que se presta al debate. Lo que no es aceptable es la 'Descortesía Mundial' de Gámez y Cassá plantando al gran arquitecto casi octogenario. Cuesta creer que merezcan llamarse 'representantes' porque cuesta creer que sus representados hubiesen actuado así, como patanes groseros sobre una atalaya desde la que despreciar a un grande de la arquitectura como Moneo, a quien, por cierto, sí se recordará dentro de unos años.
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