En el PP andan encabronados con los presupuestos de la Junta. Y es lógico. La opacidad de la Junta, al no desvelar las inversiones provincializadas, ... impide saber todo lo que va a incumplir el Gobierno andaluz el próximo año. Es una deslealtad muy sofisticada. La lógica política se basa tradicionalmente en que los Gobiernos mienten en los presupuestos y después la oposición puede denunciar esas mentiras. Esa es una mecánica coherente y bien engrasada. Pero si el Gobierno andaluz deja de mentir a las claras, eso complica bastante las cosas. Es lógico que el PP haya escenificado públicamente una pataleta. Para ellos sería mucho más fácil hacer su trabajo si la Junta no renunciara a publicar sus mentiras presupuestarias.
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Paradójicamente hay que admitir que la Junta ha hecho algo extraordinario: ¡Dejar de mentir con las inversiones! Algo así debería merecer el aplauso colectivo, de no ser, claro está, porque su propósito no es actuar con decencia, enarbolando la bandera de la ética, sino ocultar unas cuentas mediocres a la defensiva. En definitiva la presidenta es como aquel gobernador argentino de Santa Fe que ante un escándalo por la pérdida de miles de votos atribuyó la desgraciada situación al 'exceso de transparencia'. Está claro que ciertas cosas sólo salen bien si se ocultan como Dios manda. Y ese es el plan de la Junta para sortear los riesgos de hacer unos presupuestos transparentes, provincializados con detalle. Cuando no se publican los proyectos que no se van a hacer, resulta aún más sencillo no hacerlos.
Como sostiene el alcalde de Málaga, lo que no está en los presupuestos no existe. Así es. Si no está en los presupuestos el hospital de Cártama, es porque no va a haber dinero para el hospital de Cártama. Si no se programa un plan para desmantelar las aulas prefabricadas, es porque no hay dinero para el desmantelamiento de caracolas. Si no hay partida para la depuradora del Guadalhorce, sin duda se debe a que no se va a destinar dinero a esa depuradora. Y suma y sigue. Así que el PP estaría más cómodo con unos presupuestos al uso, con las típicas mentiras, para poder criticarlas. En la rueda de prensa parecían con ganas de animar a la Junta: ¡venga, no se apuren, mientan como todos! Total, 'lo que no está en los presupuestos no existe', como dice De la Torre, pero lo que está en los presupuestos tampoco tiene por qué existir. No existe el proyecto del Astoria aunque vaya en los presupuestos. Ni el Polo Digital. Ni el Campamento Benítez. Etcétera. Pero estos son los camelos presupuestarios clásicos, que no engañan a nadie. La Junta ha diseñado, en cambio, una versión más sofisticada renunciando a publicar sus presupuestos falsos. Tal vez han pensado en la recomendación de Groucho: lo importante en la vida es la honestidad y el juego limpio, si aprendes a simular eso, tendrás éxito.
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